López Obrador y su perversa caterva de fanáticos destructores ni siquiera han sabido cumplir a cabalidad con los objetivos diseñados en su aquelarre para aniquilar hasta el último vestigio de la patria. Todavía queda algo de la República y de la economía que extrañamente no han acabado de exterminar. ¿Los monstruosos latrocinios los han distraído, en lugar de continuar demoliendo y robando impunemente los ahorros de la nación?
Los morenistas, esos sujetos siniestros, despiadados, auténticos emisarios del pasado, desmantelaron la división de poderes, una de las tantas herencias políticas de nuestros ancestros, extinguieron el sistema de pesos y contrapesos para volver a concentrar el poder en una sola persona, un tirano(a), que gobernará, como en cualquier dictadura, de acuerdo con sus estados de ánimo, sin someterse a la ley, sin equilibrio de fuerzas políticas para volver a caer en la anarquía y en el absolutismo decimonónico, con todos los riesgos para la paz social, en una nación con más de 131 millones de habitantes.
La Cuarta Demolición canceló la certeza jurídica, extinguió el Estado de Derecho, imprescindible para la convivencia civilizada entre los mexicanos y para la atracción de inversionistas nacionales y extranjeros, cuyos capitales generan riqueza, empleos y bienestar. Arrasó con el sistema educativo y el de la salud pública, comprometió el futuro de México, desapareció el abasto de medicamentos, eliminó el derecho de amparo y abolió, en los hechos, las garantías individuales conquistadas por nuestros abuelos con altísimos costos generacionales.
Resulta incomprensible, que habiendo decidido demoler hasta la última partícula del México moderno, todavía no se hubieran robado los fondos de las afores, no hubieran suprimido la autonomía del Banco de México, que promueve el sano desarrollo del sistema financiero y de pagos, así como la estabilidad del poder adquisitivo del peso.
¡Claro que todavía pueden trabar más alianzas con el narco, envenenar a más personas, inundar el mercado con más dinero negro, facilitar el derecho de cobro de piso y lastimar la economía con notable éxito, pero es una tarea compleja que requiere tiempo, por lo que debemos confiar en su capacidad exterminadora, imprescindible para acabar con la mínima aspiración de poder construir un México mejor para todos!
Impidamos, a como dé lugar, la promulgación -ya sin sarcasmos- de la próxima reforma electoral, un pendiente de la 4T, con la que pretende retener la mayoría calificada y garantizar el proceso de devastación de la patria, cuya reconstrucción habrán de pagar los compatriotas de hoy, en el entendido de que los de mañana escupirán sobre las tumbas de nuestra generación hasta que se les seque la boca…