En un rancho de Álamo, Veracruz, el mismo sitio donde, según la gobernadora Rocío Nahle, la maestra y taxista Irma Hernández sufrió “les guste o no” un infarto, acaba de ser reportado el hallazgo de una fosa clandestina en la que autoridades estatales encontraron cuerpos en estado de descomposición —en los medios se habla de entre cuatro y seis—, así como una decena de credenciales e identificaciones.
El hallazgo ocurrió en las inmediaciones del poblado de Tepetzintlilla, donde el 24 de julio apareció el cuerpo de la profesora Hernández, secuestrada y asesinada por negarse a pagar una extorsión a un grupo criminal del norte de Veracruz, presumiblemente el llamado Grupo Sombra y/o La Mafia Veracruzana.
El caso de la maestra Irma Hernández, de 62 años, provocó un dolor, un impacto, una indignación que no terminan de apagarse. La mujer había sido sometida, hincada, atada de manos y obligada a leer, rodeada de hombres armados, un mensaje en el que pidió a los taxistas de la región pagar cuota al crimen organizado, “o van a terminar como yo”.
“Con la Mafia Veracruzana no se juega”, fue obligada a decir ante la cámara que la grababa.
La gobernadora se puso en el centro del huracán cuando, al criticar a los medios que habían dado cobertura al caso (“es de miserables, con una familia enlutada, llevarlo a niveles de escándalo”), aseguró que la maestra Hernández “después de ser violentada, desgraciadamente sufrió un infarto. Les guste o no”.
Como se recordará, la fiscalía confirmó el pasado 11 de agosto que la maestra había muerto a causa de la tortura indecible a que fue sometida, debido a “la agresión, tortura y violencia ejercida durante su cautiverio, lo cual ocasionó su muerte”.
Nada ocurrió con Nahle. Por el contrario, fue apoyada por la presidenta Claudia Sheinbaum.
El caso de la maestra ocurrió en el contexto de otros “infartos” que se están dando en Veracruz y en el que al menos siete taxistas han sido asesinados en lo que va del año. Solo en el mes de marzo fue decapitado un joven de taxista de 22 años (le dejaron la cabeza entre las piernas, al lado de “un mensaje alusivo a la violencia”), y otro más fue acribillado a quemarropa por un grupo armado que lo interceptó en Tuxpan.
A finales de julio, a 30 kilómetros de Álamo Temapache, donde fue secuestrada la maestra Hernández, un sicario entró en un hospital del IMSS Bienestar, fingiéndose familiar de un taxista que había sobrevivido a un ataque, para rematarlo. Durante la agresión, cobró la vida del padre del taxista, un teniente retirado que se interpuso en el camino de las balas.
Además de ser extorsionados, los choferes de taxi son obligados a repartir y vender droga, y a prestar servicio como halcones, de acuerdo con fuentes consultadas.
El demonio se soltó en Veracruz tras el asesinato de la maestra Hernández.
A principios de agosto estalló un motín en el penal de Tuxpan, el cual dejó 8 muertos y 10 heridos. Los amotinados se dijeron hartos de las extorsiones del Grupo Sombra, que entre una serie de ilícitos —y con apoyo del director del centro penitenciario, según dijeron—, se halla a cargo de la venta de droga dentro del penal.
“Son los que mataron a la maestra, de aquí salió la orden”, se escucha en una de las grabaciones que circularon aquel día.
Horas después del motín de Tuxpan seis cuerpos desmembrados fueron arrojados en el puente conocido como El Caracol, en el municipio de Papantla.
De acuerdo con las autoridades, se identificaron los restos de una mujer entre estos, así como los de un elemento de tránsito de Tuxpan.
Fosas, ejecuciones, decapitaciones, desmembramientos y profusión de “infartos” prueban la gravedad de la violencia que se vive en Veracruz, donde el gobierno presume una baja en los homicidios y donde las desapariciones (más de seis mil) se han disparado en cambio.
El gobierno federal anuncia diariamente grandes arrestos. No se ha tocado, sin embargo, la verdadera fuente del poder criminal que mantiene a Veracruz, y a México, hundido en la más macabra oscuridad.
“Mujeres”asesihnas: shitbaum, naleh, alcaide, g0d0y, todas del narc0partid0 m0rena; rapaces y deshumanizadas, ven las masakres como “algo normal”. Siniestras y mat0nas “mujeres”, que ah0gan en sahngre a México