Tremendo revuelo provocó la designación de Genaro Lozano como embajador de México en Italia. En la sesión de la Comisión Permanente combinó elogios del oficialismo y de MC con reproches y ácidas críticas de la oposición PAN-PRI.

Lozano no es integrante del Servicio Exterior. Es un reconocido joven internacionalista, egresado del ITAM, catedrático en la Ibero y en el Tec de Monterrey; defensor de la diversidad sexual, conferencista, protagonista en programas como Tercer Grado, de Televisa.

Le llovió duro en las intervenciones de la oposición.

Dijo la senadora Carolina Viggiano (PRI):

“Hoy tenemos el nombramiento de una persona que ha servido al régimen desde un micrófono. Ahora entiendo sus participaciones en Tercer Grado. Ya lo único que nos falta ver aquí es el nombramiento de Lord Molécula”.

Federico Döring, diputado del PAN, abrió fuego. Le reprochó al nuevo embajador en Italia haber escrito un artículo en el que critica a Giorgia Meloni, primera ministra de Italia.

En ese texto, Lozano afirma: “Trump ya demostró que es un desastre, pero Meloni apenas empieza…”.

Según el orador, ese posicionamiento falta a la representación neutral de los mexicanos.

Ya encarrerado, Döring añadió: “Ésta es la nueva versión de Isabel Arvide (cónsul titular en Turquía desde los tiempos de AMLO), pero de este sexenio…”.

Uno que le echó muchas flores al flamante embajador fue el expriista Jorge Carlos Ramírez Marín, hoy senador del PVEM. Dijo:

Lozano, graduado como licenciado en relaciones exteriores por el ITAM, tiene una maestría en ciencia política en la Nueva Escuela de Investigaciones Sociales de Nueva York. En la misma es candidato a doctor”.

Destacó también que ha sido catedrático del Tec de Monterrey y de la Ibero. “No veo muchas señales que puedan inclinarlo hacia un lado exclusivamente, a ser un radical ideológico”, manifestó.

* Llamó la atención el voto a favor de Movimiento Ciudadano. El hecho no pasó desapercibido en las bancadas de la oposición. Algunos ven, incluso, un adelanto de cómo votará el partido naranja en la anunciada reforma electoral.

La diputada Laura Ballesteros posicionó a ese partido. “Hablar de Genaro Lozano —dijo— es hablar de una de las voces más importantes en medios nacionales y también internacionales”.

En la sesión, fue aprobado también el nombramiento de Francisco de la Torre Galindo como embajador en Indonesia. El sí es diplomático de carrera. Allí sí hubo unanimidad.

* Otro sainete entre Noroña y Lilly Téllez. Todo empezó cuando la senadora del PAN exigió la salida del salón de sesiones del senador Adán Augusto López, a quien calificó como “líder del cártel La Barredora”.

“Hay pruebas. Las tienen los militares. ¿Pueden creer a qué niveles ha llegado México con el líder de un cártel aquí en el Senado?”, preguntó Téllez mientras grababa al senador tabasqueño. Adán se dio cuenta. Se levantó de su asiento y se retiró del salón de sesiones.

Noroña se le acercó a Téllez. Le dijo: “Senadora, yo no le pongo ningún apodo y le exijo respeto si no quiere que le ponga un apodo. La única traidora aquí es usted”.

Lilly le reviró en voz alta: “¿Va a entregar a Maduro o lo va a defender?… Conteste, cobarde Changoleón. ¿Va a entregar a Maduro o lo va a defender?”.

Gerardo ya no le contestó. Mejor se fue.

* Nos llegó una queja interna relacionada con los bienes de lo que fue el Inai, hoy convertido en Transparencia para el Pueblo.

La fuente, que solicitó el anonimato, sostiene que muebles, libros, mamparas, fotografías con marcos que costaron más de 30 mil pesos, según registros internos, fueron destruidos sin pasar por el procedimiento de baja que exige la normatividad, asegura.

“No se trataba de objetos sin valor. Eran patrimonio público, adquirido con recursos de los ciudadanos”, puntualiza.

El caso más indignante, subraya, es el de la papelería. Decenas de cajas con hojas nuevas tamaño carta y oficio, folders, plumas y demás insumos administrativos que el Inai entregó a Transparencia para el Pueblo. “Los directivos de ese órgano desconcentrado los enviaron con menosprecio al sótano cuatro del edificio. Ese espacio sufre de filtraciones constantes.

“La consecuencia era previsible. La inundación echó a perder todo el material que ya estaba pagado. Y formaba parte del inventario público.

“¿Quién va a responder por ese dato patrimonial al Estado? ¿Fue negligencia, omisión o deliberada indiferencia?”, preguntan.

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