El video dura cuatro minutos con 46 segundos, fue publicado en 2023 y aún puede verse en internet. Se trata de uno los promocionales que Donald Trump grabó para lanzar su campaña para volver a la Casa Blanca. “Fentanilo, heroína, metanfetamina y otras drogas letales están cruzando nuestra frontera, robando cientos de miles de hermosas vidas estadunidenses”, dice Trump, viendo a la cámara, rodeado de banderas de su país, en el arranque del video.
“Nuestro país está siendo envenenado por las drogas y el crimen. Los cárteles de la droga están haciendo la guerra a Estados Unidos y ahora es tiempo de que Estados Unidos haga la guerra a los cárteles”, arenga. “Cuando yo sea presidente, será una política de Estados Unidos destruir a los cárteles, tal como lo hicimos con ISIS”, añade.
Y es en ese punto cuando Trump hace cuatro promesas para enfrentar el tráfico de drogas. La primera: “Además de reforzar la seguridad en la frontera, desplegaré todos los activos necesarios, incluyendo la Armada de Estados Unidos, para imponer un embargo naval total a los cárteles (…) Garantizaremos que las aguas del hemisferio occidental no sean usadas para traficar drogas ilícitas hacia nuestro país”.
La segunda: “Ordenaré al Departamento de Defensa a hacer un uso apropiado de fuerzas especiales, guerra cibernética y otras acciones abiertas y encubiertas para infligir el mayor daño posible a la dirigencia, estructura y operaciones de los cárteles”.
La tercera: “Designaré a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras. Cortaremos su acceso al sistema financiero global”. La cuarta: “U obtenemos la plena colaboración de otros gobiernos para detener esta amenaza o daremos a conocer cada soborno y cada acto de corrupción que permite a los cárteles mantener su reinado brutal”.
En lo que va de su segundo mandato, que se inició el 21 de enero, Trump ya ha cumplido dos de esas promesas: usar barcos de guerra para vigilar las aguas de la región, como los que han aparecido frente a las costas mexicanas, e incluir a ocho cárteles latinoamericanos, entre ellos seis mexicanos, en la lista de organizaciones terroristas extranjeras del Departamento de Estado. Las dos promesas restantes parecen estar en proceso de cumplimiento: ordenar al Pentágono atacar a los grupos narcotraficantes y denunciar los apoyos que éstos reciben de políticos.
El viernes pasado, el diario The New York Times dio a conocer que Trump firmó una orden ejecutiva secreta para que las fuerzas armadas estadunidenses le presenten planes para combatir a los cárteles. “Trump ya ha desplegado a la Guardia Nacional y soldados en servicio activo para frenar el flujo de drogas y de inmigrantes, y ha intensificado las medidas de interdicción de drogas”, recordó el Times. La orden ejecutiva secreta parece ser un paso más en el cumplimiento de lo prometido en 2023.
Si el presidente estadunidense irá a fondo en ese propósito, es algo que sólo él puede saber. Una acción militar en México —o incluso una nueva extracción como la de El Mayo Zambada, cosa que, de acuerdo con el diario, también estaría contemplada— podría generar complicaciones para Washington. Pero quizá con la simple amenaza pueda Trump conseguir lo que quiere.
Y, finalmente, la intención del inquilino de la Casa Blanca de ventilar las corruptelas que benefician a los cárteles parece estar avanzando por varias vías: las negociaciones con personajes del crimen organizado que Estados Unidos tiene en sus manos; el súbito desistimiento del Departamento de Justicia de buscar la pena de muerte para Rafael Caro Quintero, Vicente Carrillo Fuentes y el propio Mayo Zambada, y, apenas ayer, la acusación contra dos empresarios mexicanos residentes en Texas —uno de ellos presuntamente vinculado con un cártel— de haber obtenido contratos de Pemex mediante sobornos. Esto último, durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, y con la empresa pública señalada de ser protagonista en el tráfico de combustible que financia actividades criminales.
El gobierno mexicano puede apostar a que Trump no cumplirá las dos promesas o amenazas que le faltan, pero lo único cierto es que éste es impredecible.