La tenacidad de la presidenta Claudia Sheinbaum para colocar al exsecretario de Seguridad Pública Genaro García Luna al mismo nivel que los líderes históricos del Cártel de Sinaloa, Ismael El Mayo Zambada y Joaquín El Chapo Guzmán, juega bien en su narrativa populista, pero mal en la realidad que no quiere ver. Lo hizo a partir de la tergiversación de las palabras del administrador de la DEA, Terrance Cole, quien dijo el lunes que tener a Zambada tras las rejas en Estados Unidos fue un trabajo que siguió “el modelo García Luna”.

Sheinbaum no se detuvo a pensar un instante lo que eso significaba. El “modelo García Luna” es lo peor que puede suceder para cualquier mexicano que sea buscado por la justicia estadounidense. Fue inspirado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien fue aquiescente en el juicio contra el exsecretario. El prototipo que utilizaron los fiscales en la Corte Federal de Brooklyn tuvo el consentimiento no escrito de López Obrador para que juzgaran a García Luna sin importar la ley.

La manera como lo ejecutaron es la siguiente:

1.- Una vez detenido, le ofrecieron la libertad en seis meses, ciudadanía, trabajo y beneficios económicos a cambio de que imputara a quienes ellos le dijeran, sin necesidad de pruebas. Le llevaron un expediente para que lo firmara y le dijeron que los nombres ahí presentados, los había enviado el expresidente López Obrador con el propósito de que los señalara.

La lista incluía a los políticos:

• Carlos Salinas.

• Ernesto Zedillo.

• Vicente Fox.

• Felipe Calderón.

• Enrique Peña Nieto.

• Manlio Fabio Beltrones.

• Santiago Creel.

• Miguel Ángel Osorio Chong.

• Eduardo Medina Mora.

A los empresarios:

• Carlos Slim.

• Ricardo Salinas Pliego.

• Juan Francisco Ealy Ortiz.

• Olegario Vázquez Raña (fallecido en marzo).

• Olegario Vázquez Aldir.

• “Los televisos”.

Sin mencionarlos por nombres, pedía que imputara a todos los secretarios de Gobernación y procuradores de 1988 a 2018; a los integrantes del gabinete en esos años; a los líderes políticos del PAN y del PRI; a los gobernadores del Estado de México, y a periodistas.

Como García Luna no quiso imputar a quien no tenía pruebas, vino el siguiente paso de los fiscales:

2.- Reclutar cooperantes que no tuvieron que presentar pruebas, que podían contradecirse y cometer perjurio, sin tener consecuencias, que es lo que sucedió durante el juicio contra García Luna. No presentaron ni una foto, un video, un correo, un mensaje de texto, grabaciones o dinero que lo conectara con los narcos.

3.- A cambio, recibieron beneficios: Sergio Villarreal, El Grande, condenado a más de 500 años de prisión, fue liberado, le dieron la residencia y trasladaron a su familia a Estados Unidos; el exfiscal de Nayarit, Édgar Veytia, condenado a 20 años de prisión, fue liberado; a Héctor Javier Villarreal, extesorero de Coahuila, lo dejaron en libertad y obtuvo el estatus migratorio que pidió.

No se ha dado cuenta Sheinbaum de que el “modelo García Luna” puede ser aplicado indiscriminadamente.

La DEA lo intentó con el general Salvador Cienfuegos, el exsecretario de la Defensa detenido al llegar a Los Ángeles en 2020 por presuntos vínculos con el narcotráfico. Le construyeron un caso a partir de unos chats en dispositivos BlackBerry donde, según sus mensajes, Cienfuegos tenía comunicación con el lugarteniente de Juan Francisco Patrón, El H2, que era el jefe del Cártel de los Beltrán Leyva.

Cienfuegos fue regresado a México por presiones y amenazas del gobierno, pero los fiscales, que dijeron que se trataba de un caso político, nunca lo cerraron y lo mantienen abierto. El general nunca utilizó BlackBerry y las supuestas conversaciones que tenía el general con el lugarteniente, Daniel Silva Gárate, El H9, que se las mostraba a Patrón como prueba de su relación, en realidad las tenía con uno de sus matones apodado El Mago, en un dispositivo que utilizaban para engañar a El H2 y sacarle millones de pesos que pensaba que eran para sobornar al general, pero que eran para su ludopatía.

Lo que no sabía la DEA, lo conocían los cárteles. La trampa trascendió años después de que Patrón y Silva Gárate fueran abatidos por la Marina, en un video difundido hace seis meses por Camilo Ochoa, el influencer conocido como El Alucín, vinculado a Los Chapitos, presuntamente asesinado por La Mayiza, las fuerzas leales a Zambada, este mes en Cuernavaca.

La captura del general y el caso contra él, de acuerdo con Cole, se construyó siguiendo el “modelo García Luna”. Para López Obrador y Sheinbaum, en el caso del general se trató de una calumnia, pero en el caso del exsecretario de Seguridad fue la comprobación de la corrupción del régimen anterior. Para Estados Unidos, los conflictos domésticos no importan. Como dijeron varios funcionarios al hablar ante los medios el lunes, cuando Zambada se declaró culpable, el desmantelamiento de los cárteles mexicanos no cesará y actuarán como lo hicieron con García Luna.

Hablar de García Luna como ejemplo de lo que están haciendo en Estados Unidos contra el narcotráfico podría llegar a ser algo de lo que se pueda arrepentir la presidenta Sheinbaum antes de que termine su mandato. El “modelo García Luna” no aplica sólo para panistas o priistas, sino para cualquier político a quien tengan en la mira: en este momento, ocho específicos, de más de una decena, varios de ellos figuras de alto relieve en el régimen de la ‘4T’.

La presidenta se equivoca también al reducir la posibilidad de que haya imputaciones únicamente de El Mayo Zambada. El modelo que erróneamente elogió esta semana puede ser replicado por cualquiera de los 55 líderes del narcotráfico que su gobierno desterró este año, o por alguno de los que previamente hubieran sido extraditados, como Ovidio Guzmán López, el hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, a quien dejó escapar el presidente López Obrador cuando fue detenido en el Culiacanazo en 2019.

El gabinete de seguridad civil, como podría llamarse para efectos de equiparación con México a los 15 funcionarios y fiscales que hablaron ante los medios el lunes, dejó claro que la batalla contra los cárteles mexicanos no parará, porque, como subrayó Cole, nadie está más allá del alcance de la justicia de Estados Unidos.

Raymundo Riva Palacio

Raymundo Riva Palacio es periodista, analista y conferencista especializado en política y economía mexicana. Autor de la columna Estrictamente Personal, es comentarista en radio y televisión, ha sido profesor en la Universidad Iberoamericana y dirige EjeCentral.com.

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