Dos hechos parecen quedar claros después de la decisión del INE al exonerar a Pío López Obrador, a pesar de que, más allá del famoso video, él y su hermano Andrés Manuel reconocieron recibir dinero en efectivo “para el movimiento”, “gasolina, sonido y organización de eventos políticos”. Primero, acobardada, ninguna autoridad piensa tocar a los López Obrador y, como pintan las cosas, quizá ninguna los toque en años; gozarían de una suerte de impunidad perenne concedida por el “movimiento”.
Segundo, como tanto se ha dicho, como lo perfiló Elena Chávez en su libro, Andrés Manuel y los suyos parecen haber vivido largo tiempo con dinero constante y por lo visto inagotable. Con cash. Mucho cash. Los reyes del cash. Tal vez sea momento para que quienes por años fueron partícipes de ese modus operandi den un paso al frente y difundan lo que saben, incluso a riesgo de meterse en problemas.
Pienso en la vieja dirigencia del PRD, en exfuncionarios del gobierno del Distrito Federal (2000-2015), en exdelegados capitalinos, incluso en promotores de Morena hoy arrojados de la gracia y vituperados. Tal vez haya llegado la hora de documentar lo que pueden documentar, que poco no debe ser. De producir el Libro blanco del cash de López Obrador y los López Obrador.
