Mientras en la capital mexicana se entretienen cambiando palabras en los libros de texto y peleando por reformas que no cambian nada, el futuro se está cocinando en otro lado. No en las oficinas del centro histórico ni en los foros. En las fábricas. En las carreteras. En los puertos del norte.

Aquí donde nadie tiene tiempo de hacer discursos, porque están ocupados haciendo el futuro.

El poder ya no está donde dicen que está.

Los mapas políticos siguen dibujando al centro como si mandara algo. Pura nostalgia. La verdadera fuerza viene del lado productivo de México: Sonora, Chihuahua, Baja California, Nuevo León. Estados que no necesitan pedir permiso para moverse. Que no viven esperando el siguiente subsidio. Que entienden que producir vale más que opinar.

Mientras en el sur reparten culpa y hacen problemas ideológicos, en Monterrey se firman acuerdos con Texas. Mientras en el centro discuten si las rentas suben por culpa de los extranjeros, en Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Baja California y Tamaulipas se concentran aproximadamente el 60 % de las exportaciones nacionales en manufactura. Mientras en la Ciudad de México discuten sobre si la salsa pica, Sonora representa el 32 % de la producción minera total del país.

¿Quién manda de verdad?

No hay frontera, hay región.

El muro es anecdótico. Lo que hay entre México y Estados Unidos es una maquinaria binacional que funciona a alta velocidad. Nearshoring, cadenas de suministro, tratados, trenes, fábricas, servicios. La integración ya pasó. Solo falta que algunos se enteren.

Texas y Nuevo León ya trabajan como si fueran uno. Sonora y Arizona, presenciado personalmente, van por los semiconductores y en una integración económica-cultural única. Baja California y California apenas distinguen dónde termina uno y empieza el otro.

No es “alianza”, es unión. El dinero no necesita pasaporte.

Mientras tanto, en el resto del país…

Allá siguen atrapados en la retórica. Hablando de justicia sin desarrollo. De cultura sin innovación. De historia sin futuro. Presumen raíces milenarias mientras sus universidades no figuran ni en los rankings latinoamericanos.

Vengan e inviertan en región que será el centro del mundo.

Mientras todo esto pasa, Europa envejece. Literalmente. Cada año hay menos jóvenes, más pensiones impagables y más asilos que escuelas. Alemania ya no innova, discute. Francia ya no lidera, regula. España exporta abuelos, no ideas. Su economía se sostiene con alfileres y gas prestado ruso.

Los españoles volverán a México buscando lo que ya no hay en su país: trabajo. Los alemanes y británicos terminarán cruzando el Atlántico, intentando integrarse a la única región occidental que aún produce cosas. Estados Unidos los absorberá.

Pero Europa no aguantará ese vacío.

¿Y quién llenará el continente vacío en el viejo continente? Quienes vengan del África subsahariana, del Medio Oriente. No porque haya una conspiración, sino porque simplemente ya está sucediendo.

Y ahí acabará todo para nuestros queridos descendientes de conquistadores.

El viejo continente se llenará de extranjeros sin rumbo y sin red. Su economía colapsará. Su identidad se disolverá. Y los últimos ancianos europeos se irán muriendo en silencio, rodeados de una cultura que ya no entienden, en un idioma que ya no reconocen.

La herencia de aquellos caudillos que alguna vez invadieron nuestra tierra, conquistadores aventureros, aún sigue viva en los ambiciosos mexicanos del norte y gringos del sur.

Mientras tanto, Europa no va a estallar. Va a desaparecer. Así, sin ruido. Como una vela que se apaga sola en una habitación vacía.

Pongan el dinero donde pasa algo…

A los morenistas que aún creen que el futuro está en Madrid: despierten.

A los que viven en la capital y miran el norte con condescendencia: vengan a una carnita asada.

El futuro ya empezó y está al aquí. Donde se construye, donde se innova. Donde se produce, no donde se hacen discursos populistas.

Inviertan donde hay resultados. No donde hay excusas.

Eso aplica en política, queridos dirigentes nacionales.

Y sobre todo, dejen de buscar el futuro en los lugares donde ya solo queda pasado.

Juan Luis Parra

Juan Luis Parra es licenciado en Mercadotecnia, diseñador web y programador con más de 8 años de experiencia. Director de SonoraPresente y fundador de AgenciaSP, actualmente lidera proyectos de publicidad y diseño en varias industrias. juanluis@sonorapresente.com