El gobierno de Estados Unidos continúa poniendo en la mira a distintos grupos criminales en México, incluyendo algunos que no están en el centro de la atención pública, pero que castigan duramente a la población. Ahora designó como objetivos principales a los líderes de los Cárteles Unidos y una de las organizaciones que rompieron con ellos, Los Viagras, desde hace dos años aliados con el Cártel Jalisco Nueva Generación.
La Casa Blanca calificó a los líderes de Cárteles Unidos y a Los Viagras como narcotraficantes, terroristas y extorsionadores vinculados a la violencia en Michoacán. El Departamento del Tesoro y el Departamento de Justicia anunciaron sanciones contra el grupo y sus principales líderes, bloqueando sus bienes e intereses en territorio estadunidense y prohibiendo a ciudadanos y empresas de ese país realizar cualquier tipo de transacción con ellos.
Unos días antes habían hecho lo mismo con la Nueva Familia Michoacana y las tres organizaciones han sido calificadas como terroristas desde febrero pasado. El miércoles, un dron estadunidense, a pedido de la Secretaría de Seguridad mexicana, estuvo durante largas horas sobrevolando toda la zona de Tejupilco, junto a Valle de Bravo, precisamente la región en la que operan estás organizaciones criminales.
Que no se trata sólo de la Nueva Familia Michoacana, cuyos líderes, los hermanos Hurtado Olascoaga, Johnny y José, apodados El Pez y La Fresa, son objetivos prioritarios, lo demuestra la recompensa establecida para la captura de Juan José Farías, El Abuelo, líder de Cárteles Unidos, un personaje con un largo historial criminal en Michoacán, por el que la Unión Americana ofrece 10 millones de dólares.
Cárteles Unidos ha estado en guerra con el Cártel Jalisco Nueva Generación por el control de la tierra caliente de Michoacán, por las extorsiones a productores agropecuarios y a mineras, y por el control del puerto de Lázaro Cárdenas, pero tienen, como la Nueva Familia Michoacana, extensión en varios otros estados e incursionan también en el tráfico de fentanilo.
La gran confrontación es la del CJNG y sus aliados locales en distintos estados con la llamada Nueva Familia Michoacana, en alianza implícita con Cárteles Unidos. El tema es preservar el control de la zona de Tierra Caliente. Los negocios son los laboratorios de metanfetaminas y otras drogas sintéticas en la zona; la extorsión a todo tipo de productores, pero sobre todo los de aguacate y limón; la explotación ilegal de minas, que han sido, literalmente, robadas a sus legítimos propietarios, ese mineral se vende en el exterior, sobre todo en Asia, y sirve, en muchas ocasiones, para pagar los embarques de fentanilo y precursores químicos para metanfetaminas. Todo entra y sale por Lázaro Cárdenas, por allí llegan los precursores químicos de drogas sintéticas, entre ellos el fentanilo ilegal o sus precursores; por ahí salen, sobre todo los minerales que se usan como método de intercambio, de pago, el contrabando, llegan armas y se van drogas.
De la misma forma que el Cártel del Milenio, de donde surgió Nemesio Oseguera, El Mencho, que nació en Michoacán (donde, ya aliado con Los Cuinis, vía el matrimonio de El Mencho con una de las hermanas González Valencia, su actual esposa, Rosalinda, se creó el CJNG) y fue expulsado hacia Jalisco por La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios, éstos, convertidos ya en CJNG, regresaron al estado, ayudaron a crear y se infiltraron en las autodefensas para derrotar a sus rivales durante el sexenio de Peña Nieto y retomaron buena parte del control del estado.
El CJNG, como hemos dicho muchas veces, crece cooptando organizaciones locales y en esa estrategia privilegió una alianza con Los Viagras, lo que, además, debilitó la posición en el estado de los otros grupos criminales e, indirectamente, del Cártel de Sinaloa. Las alianzas, los acuerdos de los grupos criminales en Michoacán, siempre han sido efímeros y cambiantes, y se resuelven con un exagerado ejercicio de violencia.
Buena parte del estado no está en control de las fuerzas de seguridad, que son constantemente agredidas por ambas organizaciones criminales, sobre todo el CJNG, incluso con drones explosivos. Esos grupos controlan, además, comunidades rurales que tratan de bloquear la operación de las Fuerzas Armadas, al tiempo que apoyan a uno u otro grupo criminal. La administración del gobernador Alfredo Ramírez Bedoya está rebasada y existen sospechas, en Estados Unidos, sobre su compromiso real de enfrentar a los grupos criminales.
Muchas veces hemos dicho que Michoacán es una suerte de laboratorio de pruebas del crimen organizado, muchos de los métodos de operación, cooptación y de violencia nacieron y se desarrollaron desde hace años en Michoacán y desde allí se han extendido a otros estados y regiones, desde Tamaulipas hasta Chiapas. Que Estados Unidos esté poniendo toda su atención en la Tierra Caliente, en el puerto de Lázaro Cárdenas, en Michoacán y sus grupos criminales, no es una casualidad. Es parte de una ambiciosa agenda que, me imagino, en éste como en otros temas, debe ser compartida por la administración Sheinbaum. Es de los territorios en que menos control tiene el Estado mexicano, allí suelen mandar los criminales, aunque se estén matando entre ellos.
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