El partido inaugural de la Copa del Mundo 2026, previsto para realizarse en el Estadio Azteca, estaría en riesgo debido a la creciente presión del gobierno de Canadá y las recientes protestas en la Ciudad de México, según versiones difundidas por funcionarios cercanos a la Federación Mexicana de Futbol.
El gobierno canadiense, liderado por Mark Carney, estaría aprovechando la tensión social en colonias como la Roma y la Condesa, así como los episodios de violencia registrados en las últimas semanas, para proponer a la FIFA que el primer encuentro del torneo se celebre en territorio canadiense.
La situación se complicó luego del asesinato de dos asesores de Clara Brugada en la Calzada de Tlalpan, una de las principales vías de acceso al Estadio Azteca. Desde entonces, fuentes ligadas a la organización del Mundial señalaron que Estados Unidos, e incluso el expresidente Donald Trump, también buscan arrebatarle el partido inaugural a México.
Sin embargo, el argumento canadiense se enfoca en las restricciones migratorias impuestas por Trump, que podrían afectar la asistencia internacional a los partidos celebrados en Estados Unidos, además de la creciente percepción de inseguridad en la capital mexicana.
Trascendió que Carney prepara una propuesta diplomática para repartir el calendario de partidos únicamente entre Canadá y México, dejando fuera a Estados Unidos, en caso de que las tensiones con la administración estadounidense se agraven.
El mes pasado, The New York Times reportó desacuerdos entre la FIFA y Kristi Noem, secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, particularmente en torno a temas fronterizos y migratorios.
La FIFA hará en diciembre una revisión final de las sedes mexicanas, decisión que podría ser clave para determinar si el partido inaugural permanece en el Estadio Azteca o se reubica.