La colonia Anáhuac, al poniente de la CDMX, se cimbró a partir de 2020 con una serie de asesinatos ejecutados en el perímetro de unas cuantas calles: Laguna de Chapala, Laguna de Términos, Laguna de Cuitzeo, Lago Tláhuac, Lago Pátzcuaro y Lago Zirahuén.
El viernes 17 de enero de 2021, a las 11 y media de la noche, desde las ventanillas de un vehículo, cinco personas fueron acribilladas frente al número 86 de Laguna de Chapala. Entre las víctimas se hallaba Roberto Erasmo Maya, El Robert, cercano al líder de la Unión Tepito, Pedro Ramírez Pérez, conocido como El Jamón.
En esa masacre se efectuaron 33 disparos de .9mm. Un día antes, un operador de El Robert había sido asesinado muy cerca de ese sitio por sujetos que llegaron en dos motos, tocaron la puerta de su domicilio y le dispararon en el cuello cuando abrió la puerta.
Según las autoridades, la múltiple ejecución ocurrida en Laguna de Chapala estaba ligada con el ataque a una chelería de Azcapotzalco, ordenado por El Robert y ocurrido semanas antes –el saldo fue de seis muertos y 10 lesionados.
Esa masacre estaba conectada también con el asesinato en las mismas fechas de un sujeto apodado El Balín, quien se decía asociado con el Cártel Jalisco Nueva Generación, operaba en la misma zona que El Robert y entregaba tarjetas de presentación con el nombre de Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, en los negocios que se encargaba de extorsionar.
Al Balín lo asesinaron en Tultitlán, Estado de México, durante un ataque en el que se dispararon 50 tiros.
Ya una balacera ocurrida en la colonia Anáhuac una madrugada de abril de 2020 había dejado un muerto y seis lesionados. Esta vez, en Lago Zirahuén, otros 50 cartuchos percutidos. El lugar fue identificado por el gobierno de la ciudad como un punto de venta de drogas.
Balaceras y asesinatos cometidos con saña siguieron ocurriendo en los meses posteriores. El 3 de abril de 2021, por ejemplo, sujetos apodados El Bam Bam y El Elver fueron acribillados desde un automóvil en la esquina de Laguna de Términos y Laguna de Chapala. Les dieron 30 tiros.
En agosto de ese año, en Términos y Laguna de Pátzcuaro, a un lado de un altar religioso, un hombre fue asesinado de dos disparos en la cabeza.
Entre 2022 y 2023 las ejecuciones se sucedieron en Lago Pátzcuaro y Laguna de Términos, así como en Lago Cuitzeo y Lago Mayrán.
Unas veces eran motosicarios. Otras, los homicidios se cometían desde autos y camionetas.
Era mucho para tan pocas cuadras. Las muertes ocurrían frente a los domicilios de narcomenudistas o frente las “narcotienditas” que infestan la Anáhuac, la Pensil, la Tlaxpana y San Juanico.
En marzo de 2024, otra ejecución, llevada a cabo con el mismo método, ocurrió en Lago Iseo. El 8 de agosto, dos venezolanos fueron asesinados en una sucursal de La Casa de Toño ubicada en la zona. Los sicarios dispararon cuatro veces, salieron del lugar y escaparon en una motocicleta. “No se cuenta con sus características”, indicó el reporte oficial.
En todos esos años, la Secretaría de Seguridad capitalina desplegó operativos, realizó decomisos de drogas y armas. Listas de narcomenudistas detenidos fueron publicitadas en los medios.
En la colonia Anáhuac, sin embargo, se seguían matando.
Hace apenas unos días, en una serie de operativos, uno de los cuales se llevó a cabo en Laguna de Cuitzeo y Laguna de Mayrán, 12 narcomenudistas fueron detenidos en las inmediaciones de la Anáhuac.
Un reporte de inteligencia indica que en la zona se está dando la operación de dos células criminales. Una de ellas es conocida como Los Púrpuras y tiene una base en Lago Gascasónica. El reporte indica que Los Púrpuras son dirigidos por un sujeto apodado El Razo y que tiene en activo a un grupo de sicarios conocidos como El Balón, El Papi y El Teté.
La segunda sigue vinculada a la Unión Tepito y opera en la Tlaxpana y San Juanico. De acuerdo con la investigación, un individuo apodado El Inválido “está encargado de recoger la droga en el aeropuerto” para entregarla al nuevo representante del grupo criminal: Gregorio “N”.
En las mismas calles donde comenzaron las matanzas en 2020, continúa idéntica, cinco años más tarde, una operación criminal que no se detiene, y en la que muchos de los verdaderos jefes están operando desde las prisiones.
Entre la droga del aeropuerto y las órdenes dictadas desde las prisiones, la colonia Anáhuac vive despedazada por el crimen, la droga, la violencia y, sobre todo, la inacabable corrupción.