La historia de Ovidio Guzmán confirma que ser delincuente no siempre conduce a la cárcel, a una cadena perpetua o a la muerte si el criminal cae en manos de las autoridades norteamericanas. Ovidio Guzmán ahora tiene la oportunidad de quedar libre y multimillonario si canta la verdad ante las autoridades estadunidenses.

Heredero de uno de los imperios más boyantes del crimen organizado, el cártel de Sinaloa, Ovidio Guzmán se convirtió, a partir del año 2014, tras la caía de su padre, Joaquín “El Chapo” Guzmán, en uno de los herederos más violentos de ese grupo criminal junto con sus hermanos Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán. En otra ala del cártel quedó su tío, Aureliano Guzmán Loera, “El Guano”, quizá el menos sagaz.

Los hermanos Guzmán López –ampliamente conocidos en el mundo del hampa como “Los Chapitos” –supieron consolidarse como máximos jerarcas del cártel no sin tropiezos y menos sin cometer errores como el abuso del botado, el poder, la ostentación y la vanidad, quizá las armas letales que los dividieron y los llevaron a una caída y a una de las más brutales confrontaciones con otra facción de ese grupo: La Mayiza, huestes de Ismael “El Mayo” Zambada, otro pilar de esa organización que mantiene su presencia en cien países.

La suerte, sin duda, acompañó a Ovidio en su viaje sin retorno a Estados Unidos luego de ser detenido y extraditado a Estados Unidos por el gobierno mexicano.

A través de sus abogados, pudo negociar su incorporación al programa de testigos colaboradores con la finalidad de ver reducidas sus penas. Quizá a Ovidio Guzmán le habrían impuesto una pena mayor, la cadena perpetua, por ejemplo, de no haber negociado. Carga a cuestas delitos como conspiración, lavado de activos, tráfico de fentanilo y otras sustancias químicas, delitos que ya le fueron retirados bajo la promesa de declararse culpable. La audiencia, programada para este miércoles 9, se pospuso para el viernes 11.

Ese día de formalizará todo: se declarará culpable y comenzará su travesía como testigo.

Mucho se habla de lo que pueda declarar a las autoridades norteamericanas respecto de lo que sabe sobre las operaciones del cártel de Sinaloa: los nexos con políticos de la Cuarta Transformación, empresarios dedicados al lavado de dinero, militares de alto rango que sirvieron de escudo protector de altos miembros del cártel de Sinaloa y hasta del financiamiento a campañas políticas de candidatos a gobernadores, alcaldes, senadores, diputados, entre otros,  de diversos partidos, pero particularmente del partido en el poder.

Nadie duda que Ovidio Guzmán, antes de ser aceptado como testigo colaborador, puso ser puesto a prueba por parte de las autoridades estadunidenses para medir la veracidad de su testimonio. Por ello, se afirma que él pudo soltar la información sobre la financiera Vector, del empresario Alfonso Romo, quien durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador fue un hombre poderoso:

Fue jefe de la oficina de la Presidencia de la República, enlace del gobierno con la clase empresarial; además, tenía amplios controles en la Secretaría de Hacienda y en el SAT y, por si fuera poco, lavaba dinero del cártel de Sinaloa siendo funcionario de la presidencia, de acuerdo con la acusación del Departamento de Justicia de Estados Unidos.

No es todo: También se acusa a Romo y a su empresa de haber lavado dinero de un grupo de testaferros de Genaro García Luna, que ganaron contratos multimillonarios, escondieron las ganancias en paraísos fiscales y utilizaron a Vector como lavadero de activos.

La lengua de Ovidio Guzmán actualmente vale oro molido si es que cuenta la verdad porque, de incurrir en falsedades, le esperaría todo el peso de la ley: una o más cadenas perpetuas.

Y porque se espera que siga la verdad fue que todos sus familiares cercanos salieron del país y ahora viven en Estados Unidos bajo resguardo del Buró Federal de Investigaciones (FBI). Fue una medida a tiempo para evitar que fueron asesinados por quienes se verán implicados en las declaraciones del llamado “Ratón”.

La clase político-criminal de MORENA –senadores, diputados, alcaldes, gobernadores y funcionarios gubernamentales –están muy nerviosos por lo que pueda decir Ovidio Guzmán. Quizá no les preocupe tanto que los investiguen en México porque saben que la Fiscalía General de la República y su titular, Alejandro Gertz Manero, sirven de tapadera y eso los mantiene algo tranquilos.

Pero en Estados Unidos, de acuerdo con información consultada, existen varios expedientes contra un nutrido número de políticos que están siendo investigados –o ya fueron indagados –por recibir sobornos del crimen organizado y/o terrorismo; por brindar protección al tráfico de fentanilo, al huachicol fiscal, al lavado de dinero y a las actividades de contrabando a través de las aduanas, ahora en poder de militares, cuyos altos mandos tampoco deben de estar muy tranquilos porque la corrupción ha llegado, desde hace mucho tiempo, hasta el seno de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Secretaría de Marina.

Ovidio no sería el único que se acogería al programa de testigos colaboradores: le seguiría su hermano Joaquín Guzmán López, actualmente preso en Chicago, quien en julio de 2024 entregó a “El Mayo” Zambada al gobierno de Estados Unidos tras haberlo secuestrado y trepado a la fuerza a un avión de origen desconocido hasta el momento que los bajó en El Paso, Texas.

Esta historia está plagada de claroscuros, pero se sabe que una pieza clave en esta operación fue el actual gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, quien habría actuado con el conocimiento del entonces presidente López Obrador y por órdenes de sus principales aliados, Los Chapitos”.

De ahí que Rocha Moya haya sido sostenido en el encargo contra viento y marea por parte de sus aliados de MORENA en la Cámara de Diputados y Senadores; los apoyos, incluso, fueron elocuentes hasta de la propia presidencia de la República.

Así, Ovidio Guzmán se estrenará en la escena de los testigos colaboradores. Puede que no diga nada que no sepamos, pero es posible que revele cosas que desconocemos y así se convierta en una lengua no sólo venenosa sino letal.

Ricardo Ravelo

Ricardo Ravelo Galó es un periodista mexicano especializado en temas de narcotráfico, justicia y seguridad. Ha trabajado en medios como Proceso y ha publicado diversos libros de investigación sobre crimen organizado y política en México.

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