No habrá marcha atrás. Como dijo el martes Marcelo Ebrard, México ya hizo lo que tenía que hacer y todo queda en manos de Donald Trump respecto a la decisión de imponer o no aranceles. ¿Puede haber cambios en la decisión de imponer tasas de 30% a México a partir del primero de agosto? Todo puede suceder, nadie puede considerar previsible a Donald Trump, pero, por lo pronto, todo indica que la Casa Blanca continuará empaquetando los aranceles con consideraciones políticas. Y eso es una mala noticia.
Apenas ayer confirmó los aranceles de 50% en todos los productos que exporte Brasil a Estados Unidos, considerando que se violaron los derechos del expresidente Jair Bolsonaro, enjuiciado en esa nación sudamericana por, presuntamente, organizar un complot contra el presidente Lula da Silva. El comunicado dice que el aumento de aranceles se debe a la “intimidación, acoso, censura y enjuiciamiento al expresidente de Brasil Jair Bolsonaro, y miles de sus seguidores por parte del gobierno de Brasil, (que) constituyen graves violaciones a los derechos humanos que han socavado el Estado de derecho en Brasil”. Al juez del caso, Alexandre de Moraes, le quitaron la visa, lo mismo que a sus familiares y a otros jueces cercanos al juicio contra Bolsonaro.
Al mismo tiempo, a la India, bajo el gobierno autoritario y populista de Narendra Modi, le aumentaron los aranceles un 25% —a pesar de reconocer que es un gobierno amigo de Estados Unidos— porque, según escribió Trump en sus redes sociales, “siempre han comprado la gran mayoría de su equipo militar a Rusia, y son el mayor comprador de ENERGÍA de Rusia, junto con China, en un momento en que todos quieren que Rusia DETENGA LOS ASESINATOS EN UCRANIA” (versión textual).
Lo cierto es que Trump ha logrado firmar acuerdos con Japón y con la Unión Europea, y eso lo ha fortalecido en sus posiciones más duras, incluso anunció que, con la Unión Europea, además de los aranceles generalizados de 15%, acordó que tendrán que venderle al precio más bajo del mercado las medicinas que, asegura, la Unión Europea le vende a Estados Unidos con un precio diez veces mayor que a sus propios países. Además, los europeos han aceptado aumentar drásticamente su gasto militar para llegar al compromiso del 2.5% de su PIB, como lo establece el acuerdo de la OTAN. Francia y otros países han protestado ante las propias autoridades de la UE, pero el tema ya está decidido.
En México, la única salida que queda es que se respete que los productos amparados en el T-MEC sigan con tasa cero y que el resto tengan aranceles, si es posible, por debajo de 30 por ciento. Pero nada indica que la Casa Blanca abandone su principal demanda, que se avance en la destrucción de redes políticas de protección al crimen organizado, al contrario.
Las presiones han crecido y se suman a acciones como el desconocimiento de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, calificándolo como líder del Cártel de los Soles, relacionado, dice el comunicado del Departamento de Estado, con el Cártel de Sinaloa, y con una recompensa de 25 millones de dólares por información que lleve a su captura.
En México, la decisión parece ser no tocar a nadie del sistema político y eso aumentará las presiones. No deja de asombrar que apenas ayer se haya detenido por su participación como secretario de Seguridad en Tabasco al general brigadier Víctor Hugo Chávez, que fungía como coordinador de la Guardia Nacional en Colima, pero no se puede actuar —ni investigar— contra uno solo de los actores políticos relacionados con el exsecretario Hernán Bermúdez, que era el jefe de La Barredora, mientras que se dice que el general Chávez apoyó en esa confrontación interna al CJNG. Es más, apenas ayer, Alfonso Ramírez Cuéllar declaró que no se preparaba para reemplazar a Ricardo Monreal en la coordinación de los diputados al tiempo que, en forma más llamativa aún, Ignacio Mier dijo que él tampoco reemplazaría a Adán Augusto López.
Entonces, pareciera que la idea es no tocar a nadie en funciones de gobierno o heredado por López Obrador, ni por los viajes ni por las acusaciones ni porque le jueguen las contras a la Presidenta. Así será casi imposible separar las negociaciones económicas y comerciales de las presiones políticas.
LA FAMILIA LÓPEZ
Quienes han estado con el expresidente López Obrador en su rancho en Palenque aseguran que sigue viviendo en forma muy frugal; alguien me decía que su estilo de vida parece tan austero como el de un jesuita en un pueblo. Lo creo, en lo personal, López Obrador siempre fue austero, el problema es que su desprendimiento del dinero y de las cosas materiales eran para sí mismo, pero no para su movimiento y tampoco para los suyos.
Los corruptos siempre son los otros. Porque, si no, no se comprende que, después de haber arruinado las relaciones de México con España, hoy su mujer, Beatriz Gutiérrez, se haya ido a residir a ese país, donde su hijo menor, Jesús Ernesto, estudiará en la Complutense. O que sus hermanos, Pío y Martín, hayan solicitado, como la propia Beatriz, la nacionalidad española, mientras Andy abandonaba sus responsabilidades partidarias para ir a Tokio, acompañado, entre otros, por un empresario ligado a la trama de Adán Augusto y por Daniel Asaf, el exjefe de la ayudantía de López Obrador, también con negocios en Tabasco y en el Tren Maya, al tiempo que José Ramón disfrutaba de los hoteles de Daniel Chávez en la Riviera Maya. La familia.