El Consejo Nacional de Morena interpretó la partitura que dejó la presidenta Sheinbaum y recibió ayer a Adán Augusto López con un, no entusiasta, pero suficiente “¡No estás solo!”. La Presidenta negó el martes que su gobierno investigara a Adán por el caso del prófugo Hernán Bermúdez. Si no sospecharon de él a pesar de la orden de aprehensión contra Bermúdez desde febrero, ¿por qué habrían de hacerlo este fin de semana? El viernes, la Presidenta conminó a Adán a que diera la cara. Adán obedeció con un breve comunicado de frases hechas y cifras mal acomodadas sobre inseguridad en Tabasco, y ayer apareció en el Consejo Nacional para afianzar la máxima de la 4T: el movimiento nunca va contra los suyos en casos sensibles. Aunque Adán, conocedor de la política, debe intuir que este cobijo que promete resguardarlo de embestidas judiciales y quizá le permitirá mantener simbólicamente la coordinación de los senadores guindas, apunta a ser también el ataúd de su carrera. ¿Quién querrá tenerlo cerca después de esto, hacer equipo o forjar una carrera de su brazo? Analogías: la vez más reciente que los de la 4T corearon el “¡No estás solo!” fue para acuerpar a Cuauhtémoc Blanco ante una denuncia de agresión sexual. Lo preservaron de la acción legal, pero lo mandaron tres metros bajo tierra. Parecería que a perpetuidad.