Es que no les creemos que harán buen uso de tanta información, dicen los críticos a ultranza de la recién aprobada Ley del Sistema de Seguridad Nacional, Inteligencia e Investigación, la Ley Espía de Harfuch. Le planteo las preocupaciones al secretario Omar García Harfuch.
No es así, responde una y otra vez. Falso que podamos acceder a registros personales sin pasar por un juez, falso que concentraremos más datos biométricos de los que hoy concentran diferentes áreas de gobierno, las compañías telefónicas, los bancos; falso que existirá una megabase de datos con acceso a información privada.
“Lo que la ley busca es darle forma a muchas cosas que ya se hacen”, explica. “El objetivo es aumentar nuestras capacidades de investigación e inteligencia para disminuir los delitos”.
García Harfuch pone en prenda su palabra cuando garantiza que la información que resguardan está perfectamente protegida y no acabará en manos indebidas. Da ejemplos y más ejemplos. No importa, quienes no quieran creer, no creerán. Yo repito lo publicado aquí: no me gusta que escarben mis registros, tampoco que nueve de cada diez crímenes ni siquiera se comiencen a investigar. ¿Queremos una policía eficaz? ¿Una que vaya en serio sobre los asesinos, feminicidas, secuestradores? Yo sí.
9 de cada 10 no es porque se necesite una orden del juez para investigar datos personales . . . ES FUNDAMENTALMENTE POR CORRUPCIÓN (INCLUÍDA LA APLICACIÓN PREFERENCIAL DE LA LEY), TANO COMO LA INEPTITUD E IRRESPONSABILIDAD principalmente de las instancias para la procuración de justicia.