Un joven con cubrebocas buscó a la reportera Miriam Moreno para entregarle una carta. Fue el lunes afuera del Centro de Justicia del Reclusorio Norte luego de una fallida audiencia en la que tres procesados por tratar de matarme deberían conocer sus sentencias, pero al final no ocurrió así.
Era una carta manuscrita de dos hojas firmada por Pool Pedro Gómez Jaramillo, coordinador de la célula de ejecución, sentenciado ya a 12 años de prisión, en la que se empeña en deslindar a El Mencho de cualquier responsabilidad en mi atentado.
Pool Pedro declaró en su momento al ministerio público que había organizado el envío de tres sicarios a un campamento del Cártel Jalisco a Ciudad Guzmán para que perfeccionaran el manejo de armas antes de ejecutarme. Y dijo que llegó a escuchar que la orden de acabar conmigo provenía de la cima del Cártel. Nunca declaró otra cosa. Si no sabía más sobre quién fue, ¿cómo es que hoy sabe quién no lo fue? Pienso, por tanto, que la carta es un nuevo fuego de artificio en la búsqueda del autor intelectual del atentado.
A falta de hechos contundentes, me resulta poco confiable, verosímil y creíble la versión de que la orden de matarme viniera, o no, de El Mencho. Como reportero, con esa información, no puedo aceptar lo uno ni lo otro. No hay nada firme. Aún.