La trama de corrupción que involucra a Hernán Bermúdez Requena, secretario de Seguridad de Tabasco durante la administración de Adán Augusto López y de Carlos Merino en ese estado, va mucho más allá de la propia entidad e, incluso, de esos personajes.

La llegada al gobierno de Tabasco de Adán Augusto fue posible porque tuvo todo el apoyo de Andrés Manuel López Obrador, que impidió que llegaran a esa posición hombres que traían, desde mucho tiempo atrás, una sólida relación con el movimiento lopezobradorista, como Octavio Romero Oropeza o el actual gobernador, Javier May.

Adán y el actual coordinador de Morena en el Congreso de Tabasco, Jaime Lastra, habían estado en el PRI hasta bien entrado el siglo. Adán incluso fue el coordinador de campaña de Manuel Andrade en el 2000, que ganó por estrechísimo margen la elección, pero la misma fue anulada por el Tribunal Electoral federal por las numerosas irregularidades cometidas. López Obrador y su gente apoyaban a César Ojeda, que denunció fraude. Adán rompe con el PRI porque quiso ser el gobernador interino, un cargo que recayó finalmente en Enrique Priego Oropeza.

Pero la relación personal de Adán Augusto, vía su padre, con López Obrador siempre se mantuvo. Y cuando llegaron las elecciones de 2018 no sólo Adán fue candidato a Tabasco, sino también, en una decisión para muchos incomprensible, Rutilio Escandón fue designado candidato en Chiapas. El único mérito político de Rutilio hasta entonces, además de ser un gris presidente del Tribunal de Justicia del estado, era ser el cuñado de Adán, porque estaba casado con Rosalinda López, que luego fue una poderosa funcionaria del SAT y que falleció el año pasado.

La llegada de Rutilio permitió que la delincuencia construyera un corredor Chiapas-Tabasco que creció hacia Veracruz y les permitió a los grupos criminales ligados al CJNG controlar buena parte del golfo de México, no sólo con actividades relacionadas con el narcotráfico, sino en forma relevante con el tráfico de personas y el robo y contrabando de combustibles.

Si en Tabasco Bermúdez Requena instaló La Barredora, entonces una franquicia del CJNG, en Chiapas, a esa organización le dieron el control de la Secretaría de Seguridad y la Fiscalía, lo que detonó los enfrentamientos en la entidad, agudizando, además, los que ya se daban en la frontera sur entre los grupos de El Mayo Zambada y Los Chapitos.

En noviembre pasado fue detenido en Tapachula un sujeto apodado El Memo. En la información que distribuyeron las fuerzas militares que realizaron la captura se decía que este sujeto operaba con absoluta impunidad y “había sido liberado en un par de ocasiones porque contaba con la protección de la Secretaría de Seguridad y la Fiscalía del estado”.

Unos días antes, por esas acusaciones, había dejado su cargo el subsecretario de Seguridad, Francisco Javier Orantes Abadía, que era señalado, junto con otros mandos, de ser los principales operadores del CJNG en el estado.

El hecho es que, durante la administración de Rutilio Escandón, los grupos criminales se apoderaron de buena parte del control del estado, sobre todo en la franja fronteriza con Guatemala. Con Bermúdez, al mismo tiempo, el CJNG y sus socios de La Barredora se quedaban con el control de Tabasco.

Se perdieron en Chiapas hasta las formas. En junio de 2023, María, la hija del gobernador Escandón, aparecía en fotos, en un concierto, junto con la hija y la pareja sentimental de Juan Valdovinos MendozaEl Señor de los Caballos o El Fraile, el principal operador del CJNG en el estado. Poco después se dio el secuestro de los 16 elementos de la Secretaría de Seguridad estatal pidiendo el relevo de los mandos de la dependencia y luego el famoso desfile del Cártel de Sinaloa en la zona fronteriza tratando de recuperar la región controlada por el CJNG.

El 11 de noviembre de 2024 se desmanteló en Tuxtla un taller para la fabricación de vehículos blindados de los llamados “monstruos”, que usan los grupos criminales. Se decomisaron drogas, armas. En ese operativo se detuvo a El Güero Pulseras.

Pero para las fuerzas federales lo más importante es que también encontraron chalecos tácticos, dispositivos electrónicos y cajas con papeles holográficos y placas de vehículos que confirmarían la estructura de protección que funcionarios de seguridad local brindaban a El Güero Pulseras.

La operación de los grupos criminales en Chiapas generó enfrentamientos muy violentos e incluso desplazamientos de población y secuestros de jóvenes, hombres y mujeres.

El corredor Chiapas-Tabasco fue determinante en la operación del crimen organizado el sexenio pasado y ha estado en la mira de las autoridades estadunidenses en temas como migración y tráfico de drogas. Pero miremos más allá: ningún país puede presumir de su soberanía si no tiene pleno control de sus fronteras y, en Chiapas, en buena medida, eso perdió el sexenio pasado porque se la entregó a los criminales.

Parte del control de esa frontera se ha recuperado con el accionar del Ejército y la Guardia Nacional este sexenio, y con la llegada de Eduardo Ramírez (un adversario de siempre de Rutilio) al gobierno chiapaneco, que contempló una estrategia agresiva hacia las organizaciones criminales. Pero hay que desmantelar la red de operadores políticos que la sustentaban y tener en claro que lo que teníamos era un corredor Chiapas-Tabasco que operaba por y para el crimen organizado.

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez es periodista y analista, conductor de Todo Personal en ADN40. Escribe la columna Razones en Excélsior y participa en Confidencial de Heraldo Radio, ofreciendo un enfoque profundo sobre política y seguridad.

Your Email address will not be published.