BRICS vs T-MEC: el coqueteo de Sheinbaum con el bloque de China, sus razones y por qué no es comparable

La presidenta mexicana da señales ambiguas sobre el rumbo geoeconómico del país, entre el pragmatismo comercial con Norteamérica y la tentación ideológica de un bloque liderado por China.

Análisis

Claudia Sheinbaum ha abierto un nuevo capítulo en la política exterior mexicana al confirmar la participación de su gobierno en la Cumbre de los BRICS celebrada en junio en Brasil, y al permitir que el canciller Juan Ramón de la Fuente acuda como representante oficial. No se trató de un gesto aislado: según el portal La Política Online, en conversaciones recientes con Lula da Silva y diplomáticos chinos, se ha expresado el deseo de que México se incorpore formalmente como “socio pleno” al bloque de los BRICS. Todo esto ocurre mientras se posterga el encuentro con Donald Trump y se multiplican las tensiones por la revisión anticipada del T-MEC.

La revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) se ha adelantado para el segundo semestre de 2025, según informó el propio secretario de Economía, Marcelo Ebrard. Esta decisión se produce en un momento delicado: el expresidente Donald Trump ha retomado su agenda proteccionista y ha lanzado amenazas de nuevos aranceles si México no cumple con lo pactado. Heredera de un conflicto que nació con las políticas energéticas nacionalistas de Andrés Manuel López Obrador, Sheinbaum enfrenta un dilema entre continuar con ese legado o reconstruir puentes con Washington.

Trump y AMLO celebrando la victoria de T-MEC. 2020.

La posible incorporación de México a los BRICS no se puede analizar sin entender su naturaleza: este bloque no es un tratado comercial con reglas claras ni beneficios inmediatos. Es, en esencia, una plataforma geopolítica promovida por China para disputar la hegemonía de Occidente. Aunque algunos en el morenismo fantasean con un “sur global” solidario, lo cierto es que los BRICS son una alianza frágil y conflictiva: India y China mantienen disputas militares activas; Rusia está sancionada por Occidente; Sudáfrica enfrenta crisis internas; Irán y Egipto tienen modelos autoritarios incompatibles con el marco democrático mexicano.

A diferencia del T-MEC, que representa el 80% de las exportaciones mexicanas y sustenta millones de empleos, los BRICS no ofrecen acceso preferencial a mercados, ni protección legal para inversiones, ni certidumbre regulatoria. Es una propuesta más ideológica que económica, impulsada por gobiernos con tendencias autoritarias que usan el bloque para desafiar a Estados Unidos, no para integrarse comercialmente de manera funcional.

Líderes de los BRICS: Narendra Modi (India), Vladímir Putin (Rusia) y Xi Jinping (China) caminan juntos durante una cumbre del bloque.

Las afinidades ideológicas de Sheinbaum podrían explicar esta postura. Criada en un hogar políticamente activo, con un padre empresario miembro del extinto Partido Comunista Mexicano y una madre intelectual de la UNAM, la presidenta encarna el perfil clásico de la izquierda caviar: formada en universidades de élite, pero con nostalgia por los sueños revolucionarios de los 60. Esta visión romántica del socialismo se vuelve peligrosa cuando choca con la fría realidad de los intereses nacionales.

Apostar por los BRICS en este contexto no es una estrategia comercial, sino un acto de propaganda. Un intento de encontrar en China y Rusia aliados simbólicos frente a las exigencias norteamericanas. Pero este tipo de ambigüedad tiene costos: genera desconfianza en los mercados, irrita a los socios estratégicos y siembra incertidumbre en un momento en el que México necesita estabilidad y claridad.

El futuro de la economía mexicana no está en el sur imaginario de los BRICS, sino en la consolidación de su papel como socio confiable en Norteamérica. Jugar a la ambivalencia geopolítica podría salir muy caro. La realidad no perdona los caprichos ideológicos disfrazados de diplomacia.


Esta es la primera entrega de Análisis, la nueva sección de SonoraPresente que busca ir más allá del vértigo informativo diario. Aquí nos detenemos, conectamos los puntos y examinamos a fondo los temas que realmente están moldeando el rumbo del país y del mundo.

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