Claudia Sheinbaum considera que una eventual entrada de Estados Unidos al conflicto entre Irán e Israel podría fortalecer la presión interna en ese país para negociar un nuevo tratado comercial con México y Canadá. La presidenta mexicana así lo expuso tras recientes conversaciones con empresarios y colaboradores, donde se discutieron posibles escenarios en caso de que Donald Trump retome la presidencia de Estados Unidos.
Según fuentes cercanas al equipo de Sheinbaum, existen dos tesis centrales sobre el enfoque que tomaría Trump respecto a México. La primera, basada en sus acciones anteriores, plantea que el expresidente republicano usaría a México como pieza en su política interna, con redadas migratorias, militarización de la frontera y presión contra los cárteles. Esta visión tendría respaldo tanto en funcionarios como en personas cercanas a su entorno familiar.
La segunda teoría, que cobra fuerza en medio del escenario bélico global, sostiene que Trump buscaría una relación más funcional y armónica con México, sobre todo en lo comercial. Con la economía estadounidense presionada por déficit crecientes, deudas elevadas y tensiones en las cadenas de suministro, un conflicto bélico obligaría a una reactivación del T-MEC para garantizar materiales, insumos y mano de obra esenciales para una economía de guerra.
De acuerdo con empresarios que han conversado con Sheinbaum, el acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá se volvería imprescindible si Washington entra en guerra, no sólo por su valor económico, sino por el papel estratégico que jugaría la mano de obra mexicana en territorio estadounidense, algo que —según Sheinbaum— Trump destacó personalmente durante una reciente llamada telefónica.
Funcionarios del Gobierno mexicano consideran que una eventual guerra en Medio Oriente podría desplazar la presión de Washington sobre México en temas de seguridad, incluida la intención de aplicar estrategias de intervención contra el crimen organizado. Este giro daría paso a una política de cooperación y acciones conjuntas, alejando el discurso de una presunta colusión entre narcotráfico y política en México.
Además, en el Gobierno se analiza que la pérdida de capacidad hegemónica de Estados Unidos en conflictos como Ucrania y Medio Oriente podría empujar a Trump a concentrarse en América Latina, donde tendría mayor margen de maniobra. Israel estaría arrastrando a Washington hacia un enfrentamiento con Irán, mientras que Rusia continúa ganando terreno en Europa del Este, lo que revela, según esta visión, una debilidad creciente del poder estadounidense en escenarios geopolíticos clave.
En paralelo, el discurso oficial mexicano observa una contradicción creciente en la narrativa de Washington: o América del Norte se consolida como la región más competitiva del mundo, o se le define como una zona de narcotráfico, violencia y aranceles, una ambigüedad que, según fuentes del entorno presidencial, será difícil de sostener conforme se intensifique la coyuntura internacional.