Hace unos días tuve la oportunidad de estar en la ciudad de Atlanta en el estado de Georgia, en estos días turbulentos para la comunidad mexicana y la hispana en general luego de la embestida del presidente Donald Trump en contra de ellos. Básicamente se ha centrado la atención en Los Ángeles por todo lo que hemos visto sobre movimiento de fuerzas armadas, marines, toque de queda de las autoridades locales y una tensión permanente por los operativos raciales de la administración Trump.

Todo parece indicar que hay quejas de los empresarios que trabajan en el campo y que han visto afectada la dinámica de trabajo laboral diaria porque los migrantes que no cuentan con un documento migratorio que les dé legalidad, simplemente no están saliendo a trabajar, no salen de sus casas, no van a los centros de reunión de jornaleros para enganchar un trabajo al día. Bajó entonces la intensidad de los operativos, pero no se han detenido. Eso, en Los Ángeles.

Después de recorrer algunas zonas de la ciudad de Atlanta, me llamó de inmediato la atención que no se ve en las calles ningún tipo de despliegue de corporación policiaca que esté advirtiendo búsqueda de los migrantes ilegales o por lo menos amagando con su presencia en puntos públicos.

Estuve en algunos restaurantes y vi normalidad en la movilidad del lugar. En centros comerciales también y me pareció que el ambiente se sentía hasta relajado. Escuché en diferentes ocasiones personas hablar en español sin que hicieran algún esfuerzo en pasar desapercibidos. Me pregunté si no traía una carga de predisposición por lo que se publica en los medios de comunicación o se transmite profusamente a través de la red social de X. O simplemente me tocó un golpe de suerte, o de mala suerte y no me tocó ver nada. Nada de preocupación, nada de inquietud. No me tocó ver eso.

Tuve también la oportunidad de ir al estadio Mercedes Benz para ver un partido del Mundial de Clubes y vi un desplegado de seguridad a la altura de un mundial, policías que orientaban a este y otros mexicanos sobre los accesorios que no íbamos a poder meter al estadio, orientándonos sobre la ruta a recorrer para no errar el camino. Agilizando la vialidad. Era la policía de Atlanta ayudando a unos turistas que hablan español.

En estos últimos días he tenido la oportunidad de estar en la ciudad de San Diego, California, al otro costado de Atlanta. Las cosas por acá no son muy diferentes en el macro.

Transporte público, centros comerciales, restaurantes, cocinas, así como uno de los centros de compra mas importantes de la zona como lo es un outlet de la zona fronteriza que dejan ver presencia de hispanos, muchos de ellos mexicanos que caminan, circulan, compran productos o ropa sin mayor preocupación.

La tensión en esta zona ha estado en Chula Vista, una zona que está en medio de la frontera y San Diego. Tiene una población de 275 mil habitantes de los cuales se estima que el 30 por ciento nacieron fuera de los Estados Unidos. Ahí se han dado los operativos en esta zona y nada más. ¿Se puede circular sin miedo por las calles que he recorrido? Parece que sí, o como siempre, la gente se acostumbra y aparenta que se puede. ¿Uno puede venir a Estados Unidos a hacerla de turista? La respuesta es sí.

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