Durante mucho tiempo, las autoridades negaron la presencia de la organización conocida como el Tren de Aragua en la ciudad de México. En fechas recientes, la jefa de gobierno Clara Brugada aceptó que este grupo criminal de origen venezolano efectivamente opera en la capital del país.
Apenas en la madrugada del pasado 12 de mayo los dos tripulantes de una motocicleta ingresaron en el bar Foro Santa María, de Insurgentes y Sor Juana Inés de la Cruz, y dispararon en 24 ocasiones contra un grupo de venezolanos que departía en el lugar.
El ataque fue dirigido de manera directa a dos de los comensales, a quienes dispararon en el cráneo. Dos mujeres y un hombre más recibieron impactos en distintas partes del cuerpo, aunque lograron sobrevivir.
Poco antes de la llegada a la jefatura de Gobierno de Clara Brugada, aparecieron en Topilejo, alcaldía de Tlalpan, los cadáveres calcinados de dos jóvenes mujeres. Eran originarias de Aragua, Venezuela. Habían llegado al país en enero de 2024, como víctimas de trata. Según el periodista Carlos Jiménez, tenían una deuda de varios miles de dólares con la organización que las había sacado de Venezuela para explotarlas en diversos países de Centro y Sudamérica: el Tren de Aragua.
A este grupo criminal le tomó menos de una década salir de una cárcel venezolana y manejar en ocho países la trata de personas, el tráfico de migrantes y actividades como la extorsión y el narcomenudeo.
Gilberto Lozoya, secretario de seguridad pública de Chihuahua, señaló en octubre pasado que esta organización ingresó al país por Chiapas, se extendió a Quintana Roo, y desde hace dos años tiene presencia en aquel estado fronterizo, en donde incontables migrantes rescatados afirman que fueron secuestrados por células de este grupo.
Por el asesinato de las dos jóvenes venezolanas que aparecieron en Topilejo con quemaduras en 90% del cuerpo, fue detenido el presunto líder del Cártel de Aragua en la ciudad de México: Euclides Manuel Arias Suárez, alias Morgan.
La violencia homicida que hoy azota entre otras, las alcaldías Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Gustavo A. Madero, está asociada a la presencia incontenible del Tren de Aragua.
De acuerdo con fuentes de inteligencia, la Unión Tepito, ligada también a la explotación de mujeres venezolanas y colombianas, le abrió a este grupo las puertas de la capital del país. Integrantes del Tren de Aragua fueron contratados por los jefes de esta organización para combatir a sus rivales de la Anti Unión.
El punto de quiebre habría sido el asesinato de Diana Odely Martínez, propietaria de la chelería Dolls Drinks y sobrina del fundador de la Unión Tepito, Pancho Cayagua, a la que en junio de 2023 motociclistas la alcanzaron en Congreso de la Unión y le tiraron a quemarropa.
Según las fuentes consultadas, a partir de este momento arreciaron en la ciudad la presencia y las detenciones de personajes que luego fueron identificados como integrantes de células del Tren de Aragua.
Ahora el grupo controla la trata en el Centro y en puntos como la calle Sullivan.
La Unión Tepito les entregó vecindades del rumbo de Peralvillo, Buenavista, Santa María la Ribera y Guerrero. Los reportes indican que Morgan se hizo cargo de despojos de inmuebles en esa zona de la ciudad.
Las autoridades han detectado que, desde hace unos años, durante el gobierno de Cuauhtémoc Blanco, los líderes de la Unión Tepito se asentaron en la zona de Cocoyoc, en Morelos, así como en municipios del Edomex: los cobros de las extorsiones y de otras actividades criminales, aseguran, quedaron a cargo de integrantes del Tren de Aragua. Su presencia ya es inocultable en el centro de la CDMX.
Al mismo tiempo, empresarios y comerciantes de origen chino, cansados de las extorsiones de la Unión, pagaron por protección a la Anti Unión. El repunte en los asesinatos y las ejecuciones procede de estos tres frentes, ya que según los reportes de inteligencia, el Tren de Aragua se le salió de las manos a la Unión y ahora tres fuerzas sanguinarias disputan trata y narcomenudeo.
Con el cambio de gobierno, la remoción de jefes policiacos encargados de los acuerdos y la transferencia de la gente de Omar García Harfuch a la secretaría de Seguridad Pública federal, todo se ha descontrolado y, como se ha visto, la Ciudad de México anda a la deriva.