Primer acto. Alex Padilla, primer senador de origen hispano en la historia de California, quería hacer preguntas a la secretaria de Seguridad interior de EU, Kristi Noem, sobre las redadas y deportaciones de indocumentados en Los Ángeles.
Pero agentes federales encargados de la seguridad de la funcionaria se lo impidieron. No sólo lo echaron a empujones del salón donde Noem ofrecía una conferencia de prensa, sino que lo tiraron al piso en forma brutal y lo esposaron, aun siendo senador.
¿Su delito? Intentar hacer preguntas a la funcionaria sobre las redadas contra indocumentados en Los Ángeles. Una escena que, como bien dijo Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado, revuelve el estómago.
“Apesta, a totalitarismo. Esto no es lo que hacen las democracias”, puntualizó Shumer.
El gobierno de Trump desplegó cuatro mil guardias nacionales y 700 marinos en las calles de Los Ángeles, la segunda ciudad con más habitantes de origen mexicano en el mundo, para sofocar las protestas provocadas por las redadas del ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas).
Schumer explicó que el senador Padilla estaba en el edificio federal de Los Ángeles, donde Noam ofrecía una conferencia de prensa, para cuestionar a las autoridades federales por los operativos antiinmigrante ordenados por Trump.
Noem, sin embargo, responsabilizó a Padilla “por no identificarse”, según La Opinión de Los Ángeles. Falso. En el video de los hechos se escucha claramente cuando él dice “soy el senador Alex Padilla…”.
Después de la agresión, el senador apareció en un video para hablar de la brutalidad de los agentes federales: “Si es así como la administración (de Trump) responde a un senador que tiene una pregunta, podemos imaginar lo que están haciendo con los trabajadores agrícolas, los cocineros, los jornaleros en California y en todo el país”.
* Segundo acto. Melissa Cornejo, consejera de Morena en Jalisco, nunca imaginó que el mensaje que subió a X para protestar por el anuncio del gobierno de Trump de cancelar las visas a quienes alienten las protestas en Los Ángeles, sería respondido al más alto nivel.
“Viva la raza y métanse mi visa por el culo”, escribió la morenista.
El subsecretario de Estado, Christopher Landau, exembajador de EU en México, le respondió: “Yo ahí no puedo meter tu visa, pero sí te quiero informar que personalmente di la orden de cancelarla, después de ver este vulgar posteo. Y no te ha de sorprender lo que me contestaron: que ni siquiera tienes visa para cancelar”.
El mensaje no es sólo para la morenista, sino para todos los cibernautas que tengan la intención de enviar “posteos vulgares” contra el presidente Trump y su política migratoria.
Algo así como una ley censura en las redes sociales.
* Tercer acto: Claudia Sheinbaum se reunió el miércoles pasado con Landau. Fue una visita de “cortesía” que aprovechó la Presidenta para mostrarle, dice, resultados en seguridad y en temas de migración.
“Hablamos de la defensa de nuestros hermanos migrantes, de que no estamos de acuerdo que se utilizaran redadas para detener personas que trabajan honestamente en EU, que eso iba a dañar no solamente a las personas, sino a la propia economía de Estados Unidos”, dijo la mandataria.
No quiso ahondar, pero lo más probable, como apunta el excanciller Jorge Castañeda en su artículo de Nexos, es que se haya tratado el tema de la posible reunión entre Sheinbaum y Trump en Canadá.
Pero también del contenido y las características de la próxima visita del secretario de Estado, Marco Rubio, a México, y de las acusaciones de Kristi Noem a Sheinbaum, de alentar las protestas contra el gobierno de Trump en EU.
* Cuarto acto: una encuesta de Washington Post mostró que se oponen a deportar a quienes no han cometido delitos distintos a los de inmigración (57-39 %), a quienes llegaron de niños (70-26 %) y a quienes llevan más de diez años en el país (67-30 por ciento). Otra del Pew Research Center mostró que los estadunidenses se oponen a deportar a personas “que tienen un trabajo”, 56% contra 41 por ciento.
También se oponen a la deportación de quienes llegaron de niños (68-30%), padres de hijos ciudadanos estadunidenses (60-37%) y a inmigrantes indocumentados casados con ciudadanos (78-20 por ciento).
Las protestas contra la política migratoria de Trump se han extendido a Nueva York, Seattle, Chicago, Austin, Las Vegas y Washington. Los cuatro actos nos llevan a bautizar la obra: In Trump we don’t trust.