Llevo más de un año diciéndole al respetable que el INE le sería funcional al obradorismo hasta llegadas la reforma y la elección judiciales. Estos comicios ya han quedado atrás y es hora de desaparecer al órgano electoral. Guadalupe Taddei ha sido uno de los principales verdugos.
Para llegar a este paso se necesitaron muchas maromas y que el segundo piso de la “transformación” gastara una cantidad grosera de nuestros impuestos.
También se requería que la presidenta Claudia Sheinbaum emitiera la orden. Por eso es que ayer habló sobre quién quedará como presidente de la SCJN. Pero no solo tenía que referirse al tema, sino que era necesario que contradijera las propias normas y reforma constitucional que la 4t se encargó de realizar y de ratificar.
¿A qué me refiero? A que la ley es muy clara y no permite interpretaciones. A que el artículo 94 de la Constitución dice: “La Suprema Corte de Justicia de la Nación… Su presidencia se renovará cada dos años de manera rotatoria en función del número de votos que obtenga cada candidatura en la elección respectiva, correspondiendo la presidencia a quienes alcancen mayor votación”.
En la Ley Orgánica del Poder Judicial (también elaborada por la 4t) en el capítulo III, artículo 18, estipula: “la presidencia de la SCJN se renovará cada dos años de manera rotatoria en función del número de votos que obtenga cada candidatura en la elección respectiva, correspondiendo la presidencia a quien alcance mayor votación”.
Por último, en el decreto que reforma el artículo 94 de la Constitución, signado el 15 de septiembre del año pasado por Gerardo Fernández Noroña como presidente del Senado, en su artículo décimo primero, dice: “para la interpretación y aplicación de este Decreto, los órganos del Estado y toda autoridad jurisdiccional deberán atenderse a su literalidad y no habrá lugar a interpretaciones análogas o extensivas que pretendan inaplicar, suspender, modificar o hacer nugatorios sus términos o su vigencia, ya sea de manera total o parcial”. Y para que no quede duda, la Presidencia de la República es un órgano del Estado, encabezado por la presidenta. Así que ella tampoco puede interpretar y debe atender la literalidad de lo que dice la ley.
Por todo lo anterior, uno debe suponer que ella, la presidenta, y su equipo conocen la literalidad de la norma y lo que buscan es otra cosa: un nuevo motivo para confrontarse con el Instituto Nacional Electoral. Burdos son los morenistas.
El que la primer mandataria hable de que la Constitución tiene preferencia para las mujeres, dado que no es cierto, resulta ser simple y sencillamente la excusa perfecta para entrar en una espiral de debate amargo con el INE. Y es que, después de todo, los votos los cuenta el Instituto (o se supone los cuenta).
Pero esa es justamente la función que el oficialismo desea controlar y absorber de ahora en adelante. Volver a los tiempos donde una suerte de Manuel Bartlett, omnipotente secretario de Gobernación, desde Bucareli contabilizaba y daba a conocer los resultados electorales. Rosa Icela Rodríguez pasaría a desempeñar una mala copia de eso.
Hasta ahora, el INE dice que la mayoría de los votos los ha obtenido el lic. Hugo Aguilar. Si es así, conforme a derecho, él será quien sea el próximo presidente de la SCJN. El INE tiene que contar votos. Punto. No “ver quién sería la presidenta o presidente de la Corte”.
Ahora bien, por si fuera poco, de pronto la “izquierda humanista”, defensora de los pueblos indígenas, desaparece cuando se trata de que no llegue Aguilar a la presidencia de la SCJN, argumentando una “perspectiva de género” que no está contemplada en ninguna parte de las reformas que ellos hicieron.
Guadalupe Taddei, presidenta del INE, sostuvo que presidirá el Tribunal judicial supremo quien obtenga más votos.
La 4t pugna para que el INE pase de vuelta a Gobernación; si eso pasa por no respetar sus propias normas, sean estas de carácter democrático o no, que así sea. Yo solo les digo una cosa: Benito Juárez protestaría.
Giro de la Perinola
(1) El virtual presidente de la SCJN, Hugo Aguilar dijo que él espera eliminar el decreto presidencial que norma el uso de las togas por parte de los ministros de la Suprema Corte. El abogado menciona el reglamento interno de la SCJN de 2023, mas es el decreto presidencial de 1941, de cuando era presidente Manuel Ávila Camacho, que establece este requisito en el atuendo.
Quizá no sepa que se usa toga como referente democrático, sí. Esto es, porque cumple una FUNCIÓN IGUALADORA. Los ministros proyectan un mensaje de equidad, de austeridad (esa sí); que imparten justicia sin distinción, basada en la ley y no en las diferencias de atuendo y de semblante de cada persona. Se busca además que se mantenga un ambiente de seriedad, rigor, respeto y sobriedad en el desempeño de las funciones.
El “vamos a llevar los trajes de gala de los pueblos y comunidades indígenas”, en cambio, va en contra de ese efecto igualador, ya no se diga del principio de austeridad.
En tiempos de los aztecas, los jueces portaban una vestimenta especial. Se trataba de taparrabos y zayas de algodón, pintados de un color específico para reconocerles. Nada más. No se permitía el ornato ni los trajes de gala…
(2) ¿Cuál es la probabilidad de que los candidatos ganadores a la SCJN coincidan con el acordeón y de que casualmente obtengan porcentajes de votos en escalerita con diferencias de un punto porcentual? Respuesta: CERO. ¡De ese tamaño fue el fraude!!
Son cínicos, burdos, torpes.