El magistrado Arturo César Morales Ramírez, 25 años de experiencia, candidato a magistrado de circuito, nos buscó para dar a conocer una historia propia de las sátiras de baja calidad, o de la canalla. El domingo, el Senado lo incluyó en la lista de 18 candidatos que deberían causar baja en la elección del Poder Judicial por antecedentes delictivos. No queda claro cómo, pero de un rastreo en una base de datos saltó el nombre de Arturo César Morales Ramírez, exministerio público federal acusado en 2007 por un asunto de efedrina, a quien se le libró orden de aprehensión. Se trataba de otra persona con el mismo nombre, de una homonimia, punto. “Me enteré en los medios, investigué, encontré esa confusión y, como pasaron dos días y nada me habían notificado, recurrí a usted”, me dijo ayer el magistrado, no el ministerio público, Arturo César Morales Ramírez. “No soy yo, no tengo que ver en aquel asunto”. Sorprende su ecuanimidad cuando pide “aclarar el malentendido”. Le digo que no es un malentendido, en el mejor de los casos sería un error y, en cualquiera, una injusticia, pero él se limita a repetir que cumple todos los requisitos de elegibilidad”. Algún daño a su reputación y candidatura estará hecho. Nadie desde el Senado le había regalado un “usted disculpe”. Así la vida.
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