El oficialismo ha traicionado flagrantemente la elección del domingo. Olvidemos hoy cómo se armó el proceso para elegir jueces, magistrados y ministros. Me refiero a los últimos diez días. Era tajante la orden a los partidos y el gobierno de no favorecer candidatos.
Pero Morena y los gobiernos morenistas no respetaron ese acuerdo incontrovertible. Los medios documentamos la forma en que armaron acordeones para inducir el voto en favor de candidatos bendecidos por la 4T. Pruebas demoledoras.
Pero, lejos de recoger los acordeones y marcharse con la cola entre las patas por la puerta de emergencia, el oficialismo pareció multiplicar el reparto. Fueron descaradamente tramposos, traicionaron la regla más clara de esta competencia, sabedores de que será dificilísimo que se los lleguen a cobrar.
El espíritu ventajoso, fraudulento, termina marcando la de por sí controvertida campaña. Qué grave. El INE, moroso, reaccionó apenas ayer para prohibir la distribución de acordeones, aunque no su uso el domingo en las urnas. Tramposos unos; desganados, por lo mismo cómplices, los otros. Malos presagios. Pésimos a esta hora.