Niños desde los seis años están siendo reclutados por cárteles en México, utilizados primero como vigías o mensajeros, y luego como sicarios. Testimonios recogidos por la agencia Reuters revelan cómo menores son captados en entornos de alta violencia, drogadicción y pobreza, mediante redes sociales, videojuegos y conexiones familiares.
Sol, una joven de 20 años, relató que su primer asesinato lo cometió a los 12 años. Fue reclutada mientras vendía rosas en la calle y, tras un breve paso como vigía, fue ascendida por su lealtad y facilidad de aprendizaje. Se convirtió en sicaria mientras consumía metanfetamina desde los nueve años. A los 16 fue detenida por secuestro y cumplió tres años en un centro de detención juvenil. Actualmente, se encuentra en rehabilitación.
Otros testimonios recabados por Reuters describen patrones similares, como el caso de Isabel, de 19 años, quien fue reclutada a los 14 por su tío, con quien luego sostuvo una relación y quedó embarazada. Ambos trabajaban para un cártel, y ella se encuentra ahora en tratamiento por trauma extremo.
La Oficina de Asuntos Laborales Internacionales de Estados Unidos estima que al menos 30 mil niños en México forman parte de grupos criminales, mientras que organizaciones civiles advierten que hasta 200 mil menores podrían estar en riesgo de ser reclutados. El gobierno mexicano ha reconocido que la captación comienza desde los seis años y que los cárteles emplean videojuegos violentos, como “Free Fire”, y redes sociales para atraer a los jóvenes.
En 2021, autoridades mexicanas interceptaron a tres menores en Oaxaca que estaban por integrarse a un grupo criminal tras ser contactados mediante dicho videojuego. En respuesta, la Guardia Nacional emitió lineamientos para el uso responsable de videojuegos, mientras en el Congreso se discute una propuesta para sancionar la glorificación del crimen en medios culturales.
Especialistas advierten que la ausencia de programas gubernamentales enfocados en rescatar a niños reclutados y la falta de una legislación específica contra este delito agravan el problema. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ya había urgido en 2021 al Estado mexicano a tomar medidas contra el reclutamiento forzado de menores.
Daniel, de 16 años, fue obligado a unirse a un cártel en una fiesta. Tres años después, huyó dejando a su familia atrás. Actualmente se esconde en el norte del país, temiendo represalias, y busca ingresar a Estados Unidos.
Sol, por su parte, estudia derecho y espera convertirse en mentora de niños en riesgo. Su historia es una de las pocas que ha logrado escapar del ciclo de violencia.
En 2022, 3.7 millones de menores de entre 5 y 17 años trabajaban en México, según cifras oficiales, lo que representa alrededor del 13% del total de ese grupo etario. La ley permite el trabajo a partir de los 15 años bajo ciertas condiciones.