No mentir, no robar y no traicionar al pueblo, dijo algún día (da lo mismo el que sea) López Obrador. Traicionar al pueblo es decirle que con una elección “purificará” a todo un Poder Judicial corrupto. Traicionar al pueblo es decir que se pacificará el país, sin depuración de procuradurías locales. Traicionar al pueblo es clamar que somos “soberanos”, cuando en muchas calles de Sinaloa, Zacatecas, Tamaulipas, Michoacán reina el miedo a la delincuencia. Traicionar al pueblo es poner a Arturo Zaldívar a ejecutar una venganza laboral con sus propios compañeros. Traicionar al pueblo, fue tratar de ampliarle el periodo a ese “matajueces” como presidente de la Corte, a cambio de presiones y arreglijos como escribe Hernán Gómez, en su libro “El Ministro del poder”. Traicionar al pueblo es ir a votar a la elección judicial el domingo.
¿Jueces corruptos?, los que sostienen con alfileres y sus resoluciones el tapabocas del comité de Ética de la UNAM para que no se sepa la verdad de la tesis plagiada de Yasmín Esquivel. Se animaría a decir Ricardo Monreal que fueron jueces infectos los que suspendieron las ofensas, contra él, de la gobernadora de Campeche. Unos jueces fueron los que entregaron, en sesión solemne, la “constancia de mayoría” a AMLO, el 8 de agosto de 2018; esa sentencia judicial unánime lo hacía presidente de México, a pesar de los desmanes financieros en la panza del fideicomiso “Por los Demás”, situado en Banco Afirme, que el INE sancionó con 197 millones de pesos. ¿Cochupo judicial? ¿Delito perfecto? A más de algún artífice de esa trácala participa en esa farsa electoral. Además cuando recibió esa sentencia, dijo que no tendría “halcones amenazantes”. Y Palacio Nacional fue un nido donde se empollaron halcones, serpientes, y otros bichos venenosos y ponzoñosos contra los jueces probos y verticales.
¿Jueces corruptos? Genaro Góngora Pimentel, candidato a consejero jurídico en 2012 del propio AMLO. ¿Juventino Castro? ¿Olga Sánchez Cordero? Militantes morenistas. Si todo el poder judicial es un depósito de inmundicias ¿Por qué ampliar su periodo a tres magistrados electorales federales: Soto, De la Mata y Fuentes? Pues porque ellos cumplirán los deseos finales de los acomodos en los poderes judiciales que se renovarán, anularán, revocarán, echarán maromas para quitar a algún colado electoralmente, o revertirán resultados para rescatar a un perdedor. Mordida para que prevalezca la voluntad presidencial. Jurisprudencia a ritmo de acordeones verificados.
El INE es el principal perjudicado de la elección judicial. Murió su autonomía e independencia. No hay árbitro electoral confiable en el país. La elección de jueces y juezas se lo llevó entre togas, y le dio a Guadalupe Taddei un mazazo en la cabeza, que la tiene un atascadero, donde dejó pasar la activísima vida partidaria, los recursos sin fiscalización, los votos sin contabilidad ciudadana, a criminales sospechosos (según Morena) en las boletas. Lenia Batres en plena campaña y cobrando como ministra. El olor es putrefacto, huele a tongo, a timo. Las casillas de Taddei serán puestas con tribus de Morena, y se formarán tribus de Morena, y ganarán los verdugos de las tribus perdedoras de Morena. Suerte a las víctimas que acarrearán con listas a sus victimarios.
Algunos panistas no recuerdan o quieren olvidar que hace años, antes de elegir a un candidato, valoraban y votaban, si acaso había condiciones racionalmente democráticas para participar. Justamente para evitar el esquirol político, que tanto usan los falsos gremios de las farsas electorales sindicales. Sin ese examen previo serían alcahuetes del régimen, comparsas, bobos inútiles. Aquel régimen priista, del que desconfiaba el PAN, resucitó y más fuerte. Es ingenuo pensar que habrá jueces intachables frente a un Tribunal de Disciplina judicial, cuyas decisiones serán inapelables y acabarán pintando de guinda, a los que hoy dan “esperanza” de pluralidad y libertad.
Albert Camus recibió el premio Nobel de literatura en 1957, y en su discurso de Estocolmo, soltó esta frase de Nietzsche, “ya no reinará el juez, sino el creador, sea trabajador o intelectual”. Morena derribará el domingo el poder de los jueces. Un nuevo “creador”, trabajador e intelectual lo volverá a poner en pie. Yo nunca participé, ni participaré en esa demolición, mucho menos con mi voto; pero estoy listo para levantar el honor, valentía, imparcialidad, y profesionalismo de los juzgadores justos, que no son los que me den la razón, sino los que quieren actuar sin tutelas políticas, sean populares de una masa, cacique, líder político o delincuente. Factores reales de poder, diría Ferdinand Lasalle, de esa pantomima electoral dominical.