Pedro Izunza Coronel, El Pájaro, y su padre, Pedro Inzunza Noriega, alias Sagitario, conocido también como El de la Silla porque quedó paralizado tras un enfrentamiento, son los primeros narcotraficantes mexicanos acusados formalmente de terrorismo por el gobierno de Estados Unidos.
La acusación fue ventilada ayer por el fiscal de California, Adam Gordon, quien se encuentra al frente de la unidad contra el narcoterrorismo y quien dirigió a los líderes del Cártel de Sinaloa una frase lapidaria:
“Ustedes ya no son los cazadores. Ustedes son las presas. Los van a traicionar sus amigos, los van a perseguir sus enemigos y van a terminar enfrentado su suerte, aquí en la Corte de California”.
Desde diciembre de 2023, los Inzunza, al lado de dos narcotraficantes que no ocupan lugares estelares en los medios de comunicación, Óscar Manuel Gastélum Iribe, El Músico, y, un poco más conocido en los últimos años, aunque ha procurado siempre mantener escasa visibilidad a pesar de su alta jerarquía dentro de la organización, Fausto Isidro Meza Flores, alias El Chapo Isidro, habían sido descritos por el Departamento del Tesoro como líderes de la Organización Beltrán Leyva, responsables de una poderosa red criminal dedicada al tráfico de cocaína y fentanilo, así como al blanqueo de dinero.
Según el Departamento del Tesoro, los nuevos herederos del imperio de los Beltrán Leyva se asociaron en algún momento con un sobrino de Rafael Caro Quintero: José Gil Caro Quintero, El Pelo Chino, a fin de controlar el tráfico de narcóticos fundamentalmente por la ruta del Pacífico.
El Músico, de acuerdo con la acusación, posee una red de contactos internacionales que permiten el arribo de enervantes desde Centro y Sudamérica y su distribución en una decena de estados entre los que aparecen California, Arizona, Oregon, Washington, Illinois, Nevada, Pensilvania y Massachusetts. Pedro Inzunza Noriega y El Chapo Isidro coordinan y supervisan, por su parte, el tráfico de cargamentos por vía aérea, terrestre y marítima.
Para Estados Unidos, los Inzunza son responsables de los envíos de fentanilo más grandes de la historia. Apenas el 3 de diciembre pasado, fuerzas federales les incautaron 1.1 toneladas de esa sustancia, durante un operativo realizado en dos domicilios de Los Mochis. Solo en uno de ellos había 800 kilos.
Se trató de la incautación de fentanilo más grande de la historia. La droga fue asegurada en un territorio en el que desde hace varios lustros el único dueño es El Chapo Isidro, quien desde los últimos meses del año pasado, luego de la traición y la entrega a Estados Unidos de Ismael El Mayo Zambada, tomó partido en la guerra entre Los Chapitos y La Mayiza, las dos facciones del Cártel de Sinaloa, a favor de estos últimos.
A casi un año del inicio de la guerra al interior del Cártel de Sinaloa, y a pesar de la ola homicida que en ese tiempo ha dejado en Sinaloa más de 1,200 muertos, los territorios controlados por El Chapo Isidro en el norte de Sinaloa se mantuvieron en relativa calma.
El alcalde de Ahome, Gerardo Vargas Landeros, se ufanaba de que el municipio era el más tranquilo de Sinaloa. Según el semanario Ríodoce, esa paz “solo podía ser posible de acuerdo con la mafia, y la mafia en Ahome ha estado representada desde hace mucho tiempo, no del todo, pero sí en gran medida, por Isidro Meza Flores”.
El decomiso de fentanilo almacenado en Los Mochis, y llevado a cabo por la Marina, puso en la mira al alcalde Vargas Landeros, a quien se le inició poco después un proceso de desafuero que terminó por expulsarlo de la alcaldía para ponerlo bajo investigación de la fiscalía general del estado. No por el decomiso de fentanilo, aparentemente (aunque hoy día ni siquiera las casualidades son casualidades en Sinaloa), sino por un presunto desvío de 171 millones de pesos en la compra irregular de unas patrullas.
Desde que fungió hace varios años como secretario de gobierno de Mario López Valdez, Vargas Landeros ha sido considerado en el ámbito de la política y la seguridad sinaloense como una pieza política de El Mayo Zambada: esa sombra no ha podido quitársela nunca.
Durante las elecciones intermedias de 2021, el municipio de Ahome se convirtió en escenario de una guerra electoral en la que intervinieron facciones del Cártel de Sinaloa. No hay precedente histórico de lo ocurrido aquella jornada: los comandos recorrieron las casillas, robando paquetes y boletas, en una operación que culminó con el triunfo de Vargas Landeros.
Tres años más tarde, en aquel “tranquilo” y “pacífico” municipio de Sinaloa, iba a darse el mayor decomiso de fentanilo de la historia. Saldría de ahí la primera acusación formal de terrorismo contra dos narcotraficantes mexicanos.