Con ese afán pernicioso tan practicado el sexenio anterior, un supuesto periodista de triste sintaxis me acusó el jueves con la Presidenta por algo que he expresado aquí y en la radio en distintas ocasiones: en donde se encuentre, el expresidente López Obrador está escondido. Quizá sea verdad que el político que no dejaba pasar un día sin hacerse patente, se transformó en un monje monástico concentrado en una sola cosa: la producción intelectual. Qué admirable. Siete meses de introspección, que no dejan de ser siete meses de escondite. Sigo creyendo que, como ocurrió con López Portillo o Salinas, López Obrador no puede aparecer en un lugar público (un vuelo comercial, un restaurante, una librería, una tienda, un cine, un estadio) no controlado por el cuatroteísmo sin que lo incordien, tal vez insulten, joroben, ridiculicen de fea manera. Él incordió, insultó, jorobó, ridiculizó a millones de mexicanos que podrían no haberlo olvidado aún. Por eso se esconde. Es lo que he dicho. En su respuesta al supuesto periodista, la Presidenta volvió a hacer un comprensible, por lógico, elogio del tabasqueño. Y aseguró que, sí, está escribiendo libros y, sí, está en Palenque. Siete meses escolásticos, pues, en una finca de días mojados, bochornosos, según el meteorológico.

Ciro Gómez Leyva

Ciro Gómez Leyva es periodista y escritor, reconocido con premios como el Rodolfo Walsh y el Nacional de Locución. Conduce Ciro por la Mañana en Radio Fórmula y es autor de la columna 365 días, consolidándose como una de las voces más influyentes del periodismo mexicano.

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