El Papa León XIV, primer líder de la Iglesia católica nacido en Estados Unidos, podría verse en la necesidad de presentar una declaración de impuestos ante el Servicio de Impuestos Internos (IRS), a pesar de haber hecho un voto de pobreza, según un análisis publicado por The Wall Street Journal.
El rotativo señala que todo ciudadano estadounidense, sin importar dónde resida o su posición, debe declarar ingresos globales al fisco estadounidense si corresponde. Incluso en caso de no adeudar impuestos, la ley obliga a presentar una declaración ante el IRS.
No obstante, el medio aclara que el Papa, nacido como Robert Prevost en Chicago, cuenta con condiciones extraordinarias que podrían eximirlo de esa obligación fiscal. Como miembro de la Orden de San Agustín, hizo el llamado Voto Solemne, que implica la renuncia total a la propiedad personal y la entrega de todos sus bienes a la Orden.
Los miembros de dicha congregación no realizan contribuciones individuales a programas como Medicare o el Seguro Social, ya que la propia Orden se encarga de cubrir los impuestos correspondientes por sus ingresos. En consecuencia, los agustinos no presentan declaraciones individuales ante el IRS.
Aun así, si el Papa determinara que tiene ingresos personales, podría enfrentarse a los mismos desafíos que muchos estadounidenses expatriados, entre ellos el papeleo complejo y las normas imprecisas que buscan evitar la doble tributación.
Según el Journal, en caso de que León XIV optara por declarar sus ingresos, probablemente no tendría que pagar impuestos gracias a la norma de Exclusión de Ingresos Ganados en el Extranjero, que exenta hasta 130 mil dólares anuales.
El contador público certificado David Lifson, de la firma Crowe, consideró que, aunque no haya impuestos que pagar, “presentar una declaración de impuestos sería una forma para León XIV de mostrar respeto por su ciudadanía”.
El diario concluye que casos como este ilustran las complejidades del sistema fiscal estadounidense para ciudadanos que viven fuera del país, independientemente de su estatus religioso o diplomático.