Una posible participación inferior al 10% en la elección judicial del próximo domingo ha encendido las alarmas en el círculo más cercano de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, y en el actual gabinete federal, donde ya se considera que el proceso podría detonar cambios importantes en la Secretaría de Gobernación, encabezada por Rosa Icela Rodríguez.
El diagnóstico de baja movilización ha permeado las reuniones clave del oficialismo, ante la creciente percepción de que el tema de la reforma judicial no ha sido adoptado por la mayoría del electorado. En el equipo de transición se reconoce que, durante la campaña presidencial, el reclamo social por democratizar el Poder Judicial no figuró como una prioridad ciudadana.
Andrés Manuel López Obrador impulsó esta elección hasta el final de su mandato, aun cuando el proceso provocó fricciones con el sector empresarial, con el gobierno de Estados Unidos y la incorporación de perfiles polémicos a Morena, como miembros de la familia Yunes, que actualmente se encuentran en España.
Sheinbaum también respaldó la elección judicial, lo cual la llevó a tensar su relación con sectores como el sindicalismo magisterial. Una baja participación se convertiría en un contraste incómodo frente a la alta capacidad de movilización de los maestros.
En Palacio Nacional ya se habla de posibles relevos en el gabinete si la participación no supera los dos dígitos, con especial atención en la Secretaría de Gobernación. Cercanos a Sheinbaum consideran que una remoción de Rosa Icela Rodríguez sería una forma de marcar distancia con López Obrador, debido a que la secretaria mantiene comunicación directa con él, sin reportar siempre a la futura presidenta.
Entre los nombres que se manejan para un eventual cambio figuran Zoé Robledo, actual titular del IMSS, y Marcelo Ebrard, secretario de Economía. Robledo ha sido cercano a Sheinbaum, pero enfrenta pendientes en el sector salud. Ebrard, en cambio, ha fortalecido su relación con la presidenta electa y podría aportar experiencia en el vínculo con Washington.
También ha sido mencionado Alfonso Durazo, gobernador de Sonora, aunque su interés estaría en ocupar Gobernación una vez concluido su mandato estatal. Su principal obstáculo es la falta de control absoluto sobre la estructura morenista local, lo cual podría complicar la sucesión en su entidad.
Por lo pronto, Andy López Beltrán, hijo del expresidente, ha marcado distancia del proceso judicial y se concentra en operar políticamente en Durango, en una señal más de que la elección del domingo no ha generado interés dentro del mismo movimiento oficialista.