Por primera vez desde que tengo registro, solo dos ex presidentes de la República residen en México. Vicente Fox en su rancho de San Cristóbal, en Guanajuato, y Andrés Manuel López Obrador en su fortaleza de Palenque, en Chiapas.
Todos sus antecesores viven en el extranjero.
Carlos Salinas, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto coinciden en Madrid y Ernesto Zedillo en New Haven, Connecticut, donde es director del Centro para el Estudio de Globalización de Yale.
No existen antecedentes de tal dispersión, pero es lo que hay.
El destino favorito de tres de ellos es Madrid, donde no tienen ningún tipo de relación común.
En el caso de Fox y López Obrador, la situación es muy diferente.
El primero vive en su rancho, sin ninguna protección oficial por mandato de López Obrador, como se la canceló a todos sus antecesores, mientras él se esconde en su finca protegido por el aparato de seguridad del Estado, en una finca cuyo nombre es su destino, La Chingada, espacio de más de 10 mil metros cuadrados que fue fortalecido y reforzado durante su Presidencia, cuando reconstruyeron instalaciones, seguridad, logística y comodidades, no es la misma finca de 2018 que ahora en 2025, donde además se elevó su plusvalía con un hospital del IMSS, un aeropuerto, una estación del Tren Maya y la infraestructura carretera.
Hoy el ex presidente vive en su refugio financiado por el gobierno durante su Presidencia, mientras su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, quien anunció que no lo acompañaría en su encierro, busca un pasaporte español y nacionalidad para irse a vivir bajo el reino de Felipe VI, que ella denostó y provocó la crisis que el mismo López Obrador formalizó, buscado una ruptura imposible entre los pueblos de México y España.
Su solicitud de reivindicar su origen hispano es solo una muestra de lo que fue, y es, el doble discurso oficial y la separación geográfica personal que va de Palenque a Madrid.
Y no es un asunto familiar, porque fue una decisión de Estado, hoy vigente.
Pero así fue la gestión presidencial y marital en aquellos, los tiempos que llamaban estelares de la 4T.
RETALES
1. DEBUT. El lunes, la presidenta Claudia Sheinbaum recibirá las cartas del nuevo embajador de Estados Unidos en México, Ron Johnson. Allí tendrá la primera oportunidad de contarle, en privado, los reclamos que ha hecho en público sobre la relación bilateral;
2. CARGADA. El INE detectó que 20 mil 900 militantes de Morena se registran como observadores de la elección judicial, lo que por ley está prohibido, pero deja ver lo que su aparato va a activar en el proceso del 1 de junio; y
3. PROCESO. La cancelación de la visa a la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, es el inicio de una serie de suspensiones a funcionarios de la 4T. Veremos a quiénes más.