1.- En 1586, el Papa Sixto V decidió trasladar el enorme obelisco egipcio que estaba en el antiguo circo de Nerón, hoy plaza de San Pedro, en el Vaticano. La obra de más de dos metros de altura y 350 toneladas había estado ahí desde los tiempos de Calígula.

Moverlo sin dañarlo era un reto enorme. El arquitecto Domenico Fontana diseñó un complejo sistema de andamios, poleas y más de 900 hombres para levantarlo y trasladarlo. El papa, muy estricto, dio una orden tajante: “Silencio absoluto durante la maniobra. El que hablara sería condenado a muerte”.

Todo iba bien hasta que, mientras izaban el obelisco, un experimentado marinero genovés, llamado Benedetto Bresca se dio cuenta que las cuerdas que sostenían el obelisco estaban a punto de reventar por la fricción y la sequedad. Si eso pasaba, el obelisco sería pedazos. Fue entonces cuando, a pesar de la orden del Papa, gritó: agua a las cuerdas. El encargado entendió la urgencia y ordenó mojar las cuerdas para evitar el desastre. Cuando el Papa supo, lejos de castigar al involucrado, lo premió: Sixto V le otorgó a Benedetto el honor de llevar ramas de palma en la basílica de San Pedro, en cada domingo de ramos, igual que sus descendientes que conservan la tradición en Sanremo.

2.- El término nepotismo nació acá. Sixto IV fue un Papa que benefició a la familia, especialmente a los sobrinos. Esa palabra, en italiano significa nipote, de ahí el uso. Luego, Guillaron de la Rovere, sobrino de Sixto se hizo Papa bajo el nombre de Julio II, el llamado Papa guerrero que reconquistó los estados pontificios, un hombre que prefería el olor a pólvora que de incienso, fue el primero en conducir tropas. Julio ordenó reconstruir San Pedro, que se caía a pedazos. Le ordenó al artista Miguel Ángel pintar el techo y él se negaba al considerar que era escultor, no pintor, pero finalmente aceptó. Julio no le hacía caso a Miguel Ángel porque estaba enfocado en su nueva basílica, así que Miguel Ángel se fue enojado a Florencia, pero a los pocos días mandaron por él para obligarlo a firmar un contrato. Bramante, el nuevo arquitecto de San Pedro, recomendó a Miguel Ángel para hacerlo fracasar y la historia demuestra que eso no sucedió. Miguel Ángel pintó nueve escenas del libro del Génesis en la Capilla Sixtina y tocó la perfección. Primero hacía bocetos del tamaño real en papel y luego, agujeros en las líneas del dibujo para soplar carbón y marcar un trazo. Finalmente dejó esa técnica y comenzó a pintar directamente. Trabajaba 18 horas al día, dormía en el andamio, lo consideró una tortura. Empezó en 1508 y terminó cuatro años después.

3.- La Capilla Sixtina fue restaurada entre 1981 y 1993. Lo pagó una empresa llamada Nippon, cadena japonesa de televisión. Dio 100 millones de dólares a cambio de fotos exclusivas, eso ayudó a recuperar los tonos originales opacados por el humo de las velas.

4.- El Vaticano tiene 5 mil empleados y está dirigido a mil 300 millones de católicos. Su composición es de 98.9 por ciento de laicos. Su presupuesto es de más de 500 millones de euros al año, pero la quiebra está en puerta, específicamente por el peso de las jubilaciones. No hay ingreso que alcance. Después de Washington, es el país con el mayor número de embajadores acreditados en el mundo.

Con toda esta historia tendrá que lidiar el sucesor de Francisco. A ver quién gana la rifa del tigre.

Stent:

Este y otros detalles fueron obtenidos de dos libros que leí para la cobertura periodística de la muerte del papa. “Guía del Vaticano”, de Paul Den Arend, y “Descifrando al Vaticano”, de Juan Vicente Boo.

Claudio Ochoa Huerta

Claudio Ochoa Huerta es reportero en Latinus y conductor de Latinus Diario. Escribe en El Universal cada domingo, donde analiza la agenda política y social con un enfoque crítico y directo.

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