Otra vez rumbo a Roma. El papa ha muerto.

La primera vez que oí una orden así fue en agosto de 1978, hace casi 47 años, y Jacobo Zabludovsky, a su estilo, breve y directo, me dijo: se murió el Papa, vete a Roma. Allí está Valentina ( Alazraki) a la que acababa de enviar de corresponsal. Que buscara una jovencita de ojos claros.

Y yo me fui a Roma a cubrir la muerte de Paulo VI, fallecido aquel mismo 6 de agosto a los 80 años, en Castelgandolfo, era el ferragosto romano.

Llegué y contacté a Valentina. Fuimos a la Sala Stampa, donde me acreditó por Televisa y allí cruzamos a la Plaza de San Pedro por un atajo de prensa y de golpe, allí estaba, enjuto, pero revestido, sobre un catafalco, el Papa Montini que ya no pudo superar la desaparición y asesinato de su compañero de juventudes católicas, Aldo Moro, primer ministro de Italia, secuestrado por las brigadas Rojas a las que les propuso cambiar de rehén, el Papa por el Premier, lo que enfureció al gobierno italiano. Al también discípulo de Montini, lo secuestraron el 16 de agosto de aquel año. El 9 de mayo. 55 días después, apareció asesinado en un vehículo, Eran los años de plomo en Italia. El Papa  moriría tres meses después.

Y allí estaba con Valentina, ante el cuerpo inerte de un sucesor de Pedro, sobre un túmulo. Era el primer Papa muerto que veía en mi vida.

Tras los funerales llegó el Cónclave que en la cuarta votación se decantó por el Patriarca de Venecia, Albino Luciani, que eligió el nombre de Juan Pablo I.

Estaba en Nueva York en la asamblea de la ONU, ya era septiembre, cuando el día 28 me llegó un mensaje de Jacobo: vete a Roma, se murió el Papa,

—¿Cuál papa? —le pregunté incrédulo.

—¿Cuántos papas hay? Me dijo.

—Uno.

—¿Y cómo se llama?

—Juan Pablo primero —le dije

—Pues ese se murió. Vete a Roma.

Cuando llegué, no habían bajado el cuerpo de los departamentos papales. Cuando lo hicieron, bajo la lluvia, parecía solo dormido.

Y ya me quedé al Cónclave que resultó histórico. En la octava votación, 8 de octubre de aquel mismo 1978, fue electo el Papa que llegó del frío, el primero no italiano desde Adriano VI en 1523: Karol Wojtyla que vino del otro lado de aquel telón de acero, de Cracovia, en Polonia y su iglesia perseguida.

Moriría el 2 de abril de 2005, el segundo pontificado más largo de la historia, más de 26 años, y el 19 del mismo abril, fue electo Benedicto XVI que, en forma inédita anunció su renuncia el 11 de febrero de 2013 y un mes después, el 13 de marzo otra decisión inesperada: Jorge Bergoglio, venido, dijo, del fin del mundo, y que se llamó Francisco.

Ayer falleció y una voz amiga, Bernardo, me dijo: vete a Roma, se murió el Papa.

Y ya llegué a lo que será mi última gran cobertura de una sucesión papal después de casi medio siglo. Un privilegio.

Joaquín López-Dóriga

Joaquín López-Dóriga es un periodista y conductor de noticieros. Fue titular de El Noticiero en Televisa (2000-2016) y desde 1994 conduce su noticiario en Radio Fórmula, consolidándose como una de las voces más influyentes en el periodismo mexicano.

Te puede interesar