Trump retoma el muro: planea instalar 27 km de boyas flotantes en el Río Bravo

La barrera acuática sería una expansión masiva del polémico muro texano que desató un conflicto con México en 2023

Internacional

La Administración del presidente Donald Trump prepara la instalación de 27 kilómetros de boyas flotantes en el Río Bravo, como parte de una nueva fase en sus políticas migratorias, retomando y ampliando el polémico proyecto impulsado en 2023 por el Gobierno de Texas.

La medida representa una escalada significativa respecto a los 303 metros colocados originalmente por el gobernador Greg Abbott, y marcaría una reactivación del enfoque de barreras físicas para impedir cruces irregulares desde México. Así lo revelaron cuatro funcionarios a The Washington Examiner, quienes aseguraron que este plan forma parte de una estrategia más amplia para reforzar la frontera sur en los próximos meses.

El muro flotante inicial fue ubicado entre Eagle Pass, Texas, y Piedras Negras, Coahuila, y generó un conflicto diplomático entre México y Estados Unidos al determinarse que el 79 por ciento de las boyas estaban instaladas en la parte mexicana del río, situación que posteriormente fue corregida.

La reacción del entonces presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador fue de rechazo, señalando que se trataba de una violación al Tratado de Aguas de 1944. En respuesta, la administración de Joe Biden presentó recursos legales en tribunales federales contra el proyecto texano, alegando que invadía atribuciones federales en aguas navegables. Desde enero, la nueva administración Trump ha buscado desestimar dichos recursos judiciales.

Con el regreso de Trump al poder, Mike Banks, creador del muro flotante en Texas, fue designado como jefe de la Patrulla Fronteriza a nivel nacional, lo que ha facilitado la gestión y proyección de esta nueva fase del muro flotante.

La colocación de las boyas iniciaría en las próximas semanas, según las fuentes citadas, aunque no se precisó el punto exacto de inicio. La estrategia busca dificultar el cruce de migrantes por vía acuática, retomando una de las políticas más controversiales del primer mandato de Trump.