La revista Wired publicó ayer una singular guía de seguridad. Se trata de sugerencias para minimizar el riesgo de que tu celular te meta en problemas la próxima vez que intentes ingresar a Estados Unidos.
Tras consultar a distintos expertos en ciberseguridad, Wired da una serie de tips, desde los más radicales a los más ordinarios. No sobra decir que el texto va dirigido lo mismo a ciudadanos estadounidenses, incluidos residentes legales, que a extranjeros.
El listado de Wired surge cuando la nueva administración Trump no ha cumplido ni 100 días. Lo más revelador del texto es su existencia misma: son consejos que hace muy poco uno pensaría lógicos o sensatos si se quería visitar, digamos, Corea del Norte, no EU.
Se sabe que los viajes a Estados Unidos van en picada. Viajeros con visa o documentos en regla captaron bien el mensaje de Donald Trump: no los queremos, no son bienvenidos, es más, ustedes son sospechosos sólo por el hecho de no ser estadounidenses.
Un mexicano promedio siempre anticipa que la experiencia al llegar a EU puede no ser agradable, que presupone una potencial dosis de suspicacia por parte de los agentes migratorios del Tío Sam, sin descartar un abierto desdén. Incluso puedes acabar “en el cuartito”.
Hago un paréntesis para recalcar el hecho de que no sólo las autoridades migratorias estadounidenses son conocidas por una flagrante discrecionalidad: preguntemos si no a ciudadanos de Colombia cómo suelen tratarlos en el aeropuerto Benito Juárez.
Pero estamos ante algo completamente distinto. Las autoridades migratorias de Estados Unidos ya podían requerir tu celular, lo nuevo es que desde la Casa Blanca misma hoy se promueve la xenofobia y un abierto desprecio a las leyes y su debido proceso.
Antes era discrecionalidad, ahora es una manifestación de un nuevo discurso del poder en el que quien piense distinto y lo manifieste puede pagar consecuencias. La cacería, que eso es, de estudiantes proPalestina en universidades de EU es sólo un botón de muestra.
En sus primeros tres meses, Trump no sólo ha generado una tormenta económica global: ha desafiado a jueces de su país y ha mandado al diablo todo tipo de instituciones. Advertir que eso acarreará serios problemas e insospechadas consecuencias globales resulta urgente.
Así tengan la capacidad de afectar gravemente a las y los mexicanos, los aranceles no deben ser el centro de la discusión nacional. O no únicamente. La deriva autoritaria del gobierno estadounidense ha de ser tema de un debate amplio y plural en nuestro país. A la brevedad.
Claudia Sheinbaum ha acreditado su capacidad para hallar la manera de tender un puente de diálogo con Trump y su gobierno. Quien regatee ese mérito a la presidenta es un poco miope, quien crea que lo logrado hasta hoy basta o es duradero, es una o un irresponsable.
Si en enero cuando iba a regresar se temía por lo que haría Trump, hoy hay más motivos para preocuparse y, sobre todo, ocuparse que cuando aún no juraba el cargo: ha arrodillado a Columbia y quiere someter a Harvard, dos ejemplos de que no tolera ni crítica ni disenso.
La presidenta tiene que alentar una discusión sobre las consecuencias de Trump 2 más allá de los aranceles. Las libertades y los derechos están en juego, y no sólo dentro de EU.
Ah, sí, los tips de Wired.
Vayan a https://www.wired.com/story/how-to-protect-yourself-from-phone-searches-at-the-us-border o los resumo en algunas líneas: tira el celular; si no, recuerda que no es tu amigo, que sabe demasiado de quién eres y de tus secretos: depúralo (muy bien y a menudo).