El lunes se aprobará la Ley Telecom de la 4T. ¿Su destino? Como siempre, no lo marcará la tinta en el Diario Oficial, sino esa criatura mítica y fantasmal: la sociedad mexicana.

Porque una cosa es legislar, y otra muy distinta es gobernar frente a un pueblo que, cuando quiere, despierta, se sacude el letargo y tira gobiernos enteros como si fueran latas vacías. Lástima que aquí la tradición es otra: a los mexicanos nos gusta más la apatía que la revolución. Y así nos va.

Si esta vez la gente abandona el cómodo sillón y toma las calles en defensa de sus redes sociales —su refugio, su catarsis, su libertad de insultar, criticar y organizarse—, el gobierno de la 4T podría recular. Sería, digámoslo, un golpe de realidad antes de que las redes sean un lujo controlado por burócratas afines al régimen.

Pero si no hay protestas, si reina la calma chicha y la resignación de siempre, entonces la Ley Telecom se asentará como losas sobre nuestras cabezas. Y todo dependerá de otra figura clave en esta tragicomedia: Estados Unidos. Los vecinos del norte ya revisan con lupa el cumplimiento del T-MEC en materia de telecomunicaciones. Y créame, no les gusta ver que los órganos reguladores mexicanos se conviertan en sucursales del poder presidencial.

Si Washington truena los dedos, habrá ajustes. Si no, bienvenida la nueva era de control disfrazado de modernización.

Ahora bien, si la ira social realmente despierta, podría escalar más allá del rechazo a una ley incómoda: podría llegar hasta la revocación de mandato en 2027. Claudia Sheinbaum, la presidenta, podría pagar el precio de una confianza perdida prematuramente.
Todo dependerá del Mundial de Futbol. Sí, leyó usted bien: el Mundial será el termómetro perfecto. En ese escaparate global, las calles pueden llenarse de colores patrios, pero también de pancartas de protesta. Y si eso ocurre, el mundo entero verá el rostro de un México inconforme. Sería el principio del fin anticipado para el régimen de la 4T.

La gran pregunta sigue en el aire: ¿el mexicano promedio —ese que sobrevive con memes y “likes”— será capaz de defender su libertad virtual? ¿O preferirá seguir viendo partidos de futbol, mientras el WiFi se convierte en un privilegio estatal?

La historia, ya sabemos, siempre juzga. Y esta vez, podría ser implacable.

José Luis Parra

José Luis Parra es un periodista con más de 40 años de experiencia en medios locales y en Notimex. Fundador de SonoraPresente y autor de la columna Bisturí.

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