Es natural el escepticismo de María Icela Valdez, 66 años, madre que busca a su hijo Roberto desde 2014, la mujer que en 2019 se arrodilló en Palacio Nacional ante el presidente López Obrador y Alfonso Durazo, Olga Sánchez, Alejandro Encinas.
“No te preocupes, yo te lo voy a entregar”, le prometió López Obrador ayudándola a ponerse de pie. “Él fue muy indiferente, muy inhumano, muy injusto”, me dijo ayer María Icela.
“Entonces buscamos a la presidenta electa, Sheinbaum. Anduvimos siguiéndola y también se negaba a recibirnos para atender nuestra problemática tan dolorosa. Ahora se ve obligada a dar órdenes para que se humanicen las instituciones”.
María Icela y su colectivo serán recibidos por funcionarios de Gobernación el 28 de abril. No se hace ilusiones, no es de ese tipo. “No hemos sentido la humanización de que habla el gobierno, nos tienen abandonadas”, asegura.
“Las mismas personas que el presidente López Obrador había designado para atendernos son algunas de las que siguen ahí”.
Asistirán el 28, pero quieren hablar con la Presidenta. “Tal vez podríamos cambiarle el panorama, pensamos que todavía no tiene la dimensión de lo que está pasando”, concluye con las reservas de quien escuchó mentiras de Palacio Nacional una vez.