Abril se apaga con la coincidencia de la muerte del papa Francisco y la publicación del muy anunciado libro de Javier Cercas, El loco de Dios en el fin del mundo. El escritor español fue invitado por el Vaticano a viajar con el Papa a la Mongolia de mil 500 católicos, viaje que sólo podía surgir de la imaginación de un llegado de la periferia, un jesuita, un misionero de veras, un Papa que no provocó rupturas y dio a la vida de los pobres la dignidad más alta, “un loco de Dios”, sintetiza Cercas.
El libro, mucho más que una crónica, incluye conversaciones fascinantes con jerarcas de Roma, como el cardenal portugués, prefecto para la Cultura y Educación del Vaticano, José Tolentino de Mendonça, quien le pregunta a Cercas si se ha fijado en el modo en que Francisco termina sus discursos: “Siempre dice lo mismo: ‘No os olvidéis de rezar por mí’. Todos. Todos. Todos. No es tan común, ¿no le parece? Ni siquiera es común que un sacerdote le pida una cosa así a sus feligreses. Pero el Papa… Creo que él posee una conciencia muy clara de que nadie es autosuficiente, no tenemos ni el mérito ni la competencia ni la fortaleza para valernos por nosotros mismos: todos somos débiles, todos somos pecadores, todos necesitamos la ayuda de los demás, y sobre todo de Dios”. Descanse en paz ese loco de Dios.