Organizaciones civiles armadas como Patriots for America (PFA Militia) están retomando fuerza ante la posibilidad del regreso de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos, reactivando su participación en operativos fronterizos no oficiales, especialmente en Texas. Así lo advirtió la doctora Amy Cooter, directora adjunta del Instituto para la Lucha contra el Extremismo Digital, quien alertó que algunas milicias podrían considerar su deber colaborar en labores de control migratorio.
Samuel Hall, presidente y fundador de PFA Militia, confirmó que su grupo lleva años patrullando zonas cercanas a la frontera sur, en actividades que incluyen desde el rastreo de presuntos traficantes de personas hasta la identificación de menores en riesgo. Según Hall, han mantenido reuniones con autoridades texanas y trabajan de forma paralela a la Patrulla Fronteriza.
PFA Militia surgió en 2015, durante la primera campaña de Trump, bajo un contexto de alta polarización política, con el objetivo inicial de proteger comunidades ante disturbios. Posteriormente, en 2019, enfocaron sus esfuerzos en operaciones de rescate contra el tráfico sexual de menores.
En su portal oficial, la milicia establece como misión principal defender los derechos constitucionales, apoyar a autoridades en la frontera, combatir el terrorismo doméstico y realizar rescates en casos de trata infantil. Hall asegura que su labor ha sido reconocida en medios internacionales, y niega que su organización promueva ideologías extremistas.
A pesar de acusaciones públicas de racismo y supremacismo, Hall afirma que PFA está integrada por personas de diversos orígenes étnicos, incluyendo latinos, como Natly Denise Díaz, una de sus líderes, y asegura que el grupo no tolera discursos de odio.
Según Cooter, las milicias no están afiliadas ni a las Fuerzas Armadas ni a cuerpos policiales, y operan bajo una interpretación propia de la Segunda Enmienda. Si bien reconoce que no todas son racistas ni hostiles hacia migrantes, advierte que su creciente empoderamiento podría representar un desafío para las autoridades, especialmente en áreas donde cuentan con apoyo local.
Durante su primera administración, Trump emitió indultos a más de mil 500 personas implicadas en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, incluyendo a líderes de los Proud Boys y Oath Keepers, considerados también milicias. Para Cooter, estos actos consolidaron un mensaje de respaldo del expresidente hacia estos grupos.
En el caso de PFA, Hall atribuye el crecimiento del grupo no solo a su involucramiento en temas de tráfico infantil, sino también a la inconformidad con las restricciones durante la pandemia de COVID-19, que, según dijo, motivaron a muchos ciudadanos apolíticos a volverse activistas.
Cooter advierte que el contexto actual podría generar un resurgimiento de estas milicias si autoridades locales les brindan apoyo, aunque hasta el momento no se han documentado incrementos sustanciales en sus actividades.
En Estados Unidos, las leyes federales no prohíben expresamente a estos grupos. Algunos estados cuentan con restricciones, pero la ambigüedad de los estatutos y la falta de aplicación judicial han permitido que muchas milicias operen bajo la creencia de estar actuando legalmente.