Dos imágenes dominaron anoche los excelentes programas de noticias y análisis de la televisión italiana: el recorrido del féretro de Francisco por las calles de Roma y el encuentro, inesperado, de Trump con Zelenski en el Vaticano. No era fácil disputarle el papel estelar a un Pontífice el día de su funeral. Trump lo hizo con las mejores artes, sin las altanerías a las que es naturalmente proclive.

Cumplió con disciplina su papel de invitado de honor, pero en los hechos, un ojo del mundo parecía estar en el altar y otro en él. Y más cuando antes de la ceremonia religiosa se conocieron las fotografías en que mira, diríase que fraternamente, al líder ucraniano a quien maltrató hace poco en Washington. Era una mañana, una giornatta para inclinar la cabeza y ofrecer la paz.

Trump la comprometió en el Vaticano con Zelenski y luego, en su avión de regreso a América, apretó, dicen que como nunca, a Putin: “Me hace pensar que quizá no quiere acabar la guerra ¡Demasiada gente está muriendo”. Con el escepticismo de los buenos analistas y periodistas, los italianos dudaban en la televisión del alcance, no del simbolismo de lo atestiguado este sábado histórico. Y calificaban al Trump de Roma de notable, monumental.

Ciro Gómez Leyva

Ciro Gómez Leyva es periodista y escritor, reconocido con premios como el Rodolfo Walsh y el Nacional de Locución. Conduce Ciro por la Mañana en Radio Fórmula y es autor de la columna 365 días, consolidándose como una de las voces más influyentes del periodismo mexicano.

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