Francisco Javier Antonio Martínez, actual director de Administración y Finanzas de la ASIPONA Tampico, pasó de operar una taquería a ser coleccionista de autos clásicos y motocicletas de lujo, mientras su nombre aparece vinculado a redes de tráfico de combustible ilegal en el puerto tamaulipeco.
Tras ingresar en 2013 al SAT, Martínez tuvo un ascenso meteórico: de jefe de departamento a subadministrador de Evaluación, administrador de Proyectos Aduaneros y posteriormente administrador de la Aduana de Matamoros en 2017. En 2019, declaró por primera vez ingresos adicionales de una taquería y un taller mecánico: Tacquiao, registrado ante el IMPI, con locales en Chimalhuacán y Ciudad de México.
Según sus declaraciones patrimoniales, sus ingresos por ambos negocios crecieron de 840 mil pesos anuales en 2020 a 1.8 millones en 2021, y actualmente reporta 500 mil pesos mensuales. A pesar de ello, MCCI corroboró que los locales operan de manera intermitente o incluso han cerrado.
A la par de este crecimiento, Martínez acumuló 18 vehículos, entre ellos diez autos clásicos, como un Chevrolet Fleetline 1946 y un Camaro 1979, adquiridos de contado entre 2022 y 2023, con valores de hasta 900 mil pesos cada uno. Sin embargo, no reporta los vendedores de estas unidades.
Actualmente, su salario como funcionario público es de 51 mil 361.20 pesos netos mensuales, de acuerdo con Nómina Transparente, cifra que contrasta con su estilo de vida.
Fuentes consultadas por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad aseguran que Martínez es investigado como parte de una red de tráfico de diésel ilegal en Tampico, operación que involucra a ex funcionarios, personal portuario y mandos de la Secretaría de Marina. Esta red permite la entrada clandestina de buques con combustible, que es descargado y distribuido mediante pipas tras simularse como aceites u otros aditivos.