Tras el fallecimiento del papa Francisco, la Iglesia católica se prepara para la elección de su nuevo líder mediante un proceso conocido como cónclave, una tradición que se mantiene prácticamente inalterada desde hace siglos y que se llevará a cabo en la Capilla Sixtina, en el Vaticano.
Una vez que la sede papal es declarada vacante, el cónclave debe comenzar entre 15 y 20 días después, con el fin de dar tiempo a los cardenales del mundo a trasladarse a Roma. Actualmente, el Colegio Cardenalicio cuenta con 254 miembros, pero solo 140 tienen menos de 80 años y, por tanto, tienen derecho a participar en la votación.
Durante el cónclave, los cardenales permanecen completamente aislados del mundo exterior hasta que se elija a un nuevo pontífice. Cada uno debe emitir su voto en una papeleta con la frase “Eligo in Summon Pontificem”, escribiendo después, de forma poco legible, el nombre del candidato. Las papeletas se doblan para mantener la confidencialidad del voto.
En cada jornada pueden realizarse hasta cuatro votaciones diarias. El elegido debe alcanzar una mayoría de dos tercios de los votos. Si tras tres días de votaciones no hay resultado, se realiza un día de pausa para la oración y reflexión, antes de continuar. Tras múltiples ciclos sin resultado, se realiza una segunda vuelta entre los dos candidatos con más apoyo.
Los votos se queman en una estufa especial dentro de la Capilla Sixtina. La señal para el mundo exterior es el color del humo que sale por la chimenea del lugar: humo negro si no hay elección; humo blanco si ya hay nuevo Papa.
Una vez elegido, si el cardenal acepta el cargo, se le pregunta con qué nombre ejercerá su pontificado. Posteriormente, los cardenales se arrodillan ante él, y minutos después, el nuevo Papa aparece en el balcón de la Basílica de San Pedro para el anuncio formal: “Habemus Papa”.
La elección concluye con una misa solemne conocida como “coronación”, aunque actualmente ya no se utiliza la tiara pontificia. El nuevo Papa puede optar por portar la mitra episcopal, en señal de humildad.