En oleadas de horror, mediante sucesivos descubrimientos de restos humanos en cementerios clandestinos, va haciéndose presente el subsuelo de tumbas sin sosiego sobre el que está parado México.
Es un subsuelo cuyas cifras globales hablan de 113 mil desaparecidos en los últimos 20 años, de los cuales más de la mitad, 63 mil, a partir del año de 2018, cuando el gobierno puso en práctica la más sangrienta estrategia que se haya inventado contra el crimen: la estrategia de “Abrazos, no balazos”.
La mejor descripción de las implicaciones de la estrategia es del ex presidente López Obrador: “Nosotros cuidamos a los integrantes del crimen organizado, también son seres humanos” (mayo, 2022).
Esos seres humanos que el gobierno protegió y protege llenaron el país de fosas clandestinas y centros de desaparición, como nunca antes.
El propio gobierno de López Obrador, mediante su Comisión Nacional de Búsqueda, hizo las cuentas del daño, hasta que se dio cuenta del horror que iban mostrando las cifras y suspendió sus cómputos en 2023, mediante el cese de Karla Quintana, la encargada hasta entonces de la tarea.
Las cifras acumuladas no se perdieron del todo. Permitieron a organizaciones comprometidas con la causa de los desaparecidos y los grupos de buscadores y buscadoras completar sus propios registros y mapear con relativa precisión el archipiélago de ese siniestro gulag mexicano, el gulag de las tumbas sin sosiego.
Aquí un mapa efratzuc.bsky.social, hecho con datos que las fiscalías del país entregaron a la Comisión Nacional de Búsqueda entre 2020 y 2023, cuando la comisión dejó de publicar su información y empezó el camino inverso de “desaparecer a los desaparecidos”. La Fiscalía General de la República debe llevar, por ley, un Registro de Fosas. Si lo lleva, no es público.
Desde 2021, la Guardia Nacional ha encontrado 63 “campamentos clandestinos” con restos humanos, según lo informó a @SerendipiaData (13 de marzo): “Campos de exterminio en México: la Guardia Nacional reporta 63 desde 2021”.
Uno de ellos fue el de Teuchitlán.
Aparte de las fosas clandestinas, dicen las cifras, en México hay más de 52 mil cuerpos sin identificar en morgues y cementerios, y miles de restos calcinados que sólo pueden cuantificarse por kilos: “Hallazgos de centros de exterminio en México”, en Latinus 15 de marzo.
Tumbas sin sosiego.