LA MAÑANA DEL miércoles 7 de septiembre de 2016, Luis Videgaray presentaba a Enrique Peña su renuncia. El secretario de Hacienda dimitía por el escándalo que causó la visita a México de Donald Trump.

Videgaray y Jared Kushner habían sido presentados meses atrás por un financiero amigo común y ambos fraguaron, secretamente, el viaje y reunión del entonces candidato Trump con Peña Nieto.

La estancia del magnate causó coraje en las filas del Partido Demócrata, en el presidente Barack Obama y, no se diga, en la candidata Hillary Clinton, quien rechazó la invitación de Peña a visitar, también, México.

La historia viene a cuento porque ocho años después, con un Trump radicalizado y a unas horas, de que quizás a México le apliquen aranceles de 25%, todos se preguntan: ¿Alguien tiene derecho de picaporte en la Casa Blanca?

Tras el primer accidentado encuentro Peña-Trump, Videgaray fue enviado a su casa. Pero solo tres meses, para regresar con una influencia recargada, pues Trump ganaría las elecciones en noviembre de ese año.

Videgaray se convirtió en el funcionario de México con más cercanía a Trump, no sólo por la relación con Kushner, quien sería el principal asesor de su suegro, sino porque armó un equipo de primera línea.

Un dream team con el que apoyó la negociación del T-MEC y supo encontrar interlocutores en el Congreso, pero sobre todo en el círculo cercano de un “novato” Trump que se rodeó y dejó asesorar por expertos.

Los alfiles de Videgaray en esa búsqueda de acuerdos con el trumpismo eran el embajador Gerónimo Gutiérrez; su Coordinador de Asesores, Narciso Campos, y su jefe de Oficina, Abraham Zamora.

En la parte del T-MEC estaba otro equipo de excelencia: el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo; el subsecretario de Comercio Exterior, Juan Carlos Baker, y el jefe de la Negociación Técnica, Kenneth Smith.

Pero el Trump que con el que lidia la Presidenta Claudia Sheinbaum y sus secretarios de Economía, Marcelo Ebrard; de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch; y de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, no es ni remotamente parecido al de 2017 que le tocó a Andrés Manuel López Obrador.

Paradójicamente, la doctora está encarando a un gabinete trumpista muy parecido al de su mentor: totalmente ideologizado, donde 90% son fanáticos, un gabinete movido por consignas y que ve con desconfianza y animadversión a los políticos de la 4T.

El lugar de un John Kelly, ex jefe de Gabinete en el primer mandato de Trump, y que cuatro meses atrás advirtiera que en esta nueva etapa “gobernaría como un dictador”, está ahora Susan Wiles.

El de John Bolton, uno de los primeros consejeros de Seguridad Nacional de Trump, y que dijera hace unos días que le preocupa que busque a Nicolás Maduro y se aleje de la OTAN, lo ocupa un estridente Michael Waltz, el que dijo que Estados Unidos “desatará un infierno contra los cárteles”.

Para este segundo mandato, ni Kushner, ni su esposa, Ivanka Trump, miembros del primer círculo del gabinete hace ocho años y afines a México por la cercanía y amistad con Videgaray, fueron incluidos.

En su lugar, Trump mantuvo al radical asesor en temas comerciales, el de imponer los aranceles, Peter Navarro, y a Stephen Miller, el arquitecto de la deshumanizada política migratoria de separar familias.

En este regreso, Navarro toma parte de la posición que tuvo el ultraconservador y radical Steve Bannon, mientras que Miller salta a subdirector y asesor de seguridad nacional.

Otros radicales de Trump son el controvertido Secretario de Defensa, Pete Hegseth; la Fiscal General, Pat Bondi, y la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem.

LE DECÍA QUE se está empezando a mover el tema de los controles sobre el lavado de dinero y financiamiento al terrorismo en los bancos, a partir de la declaratoria de seis cárteles mexicanos de droga como organizaciones terroristas internacionales. Si bien, al interior de la Asociación de Bancos de México, que preside Julio Carranza, están ciertos de que sus sistemas de prevención y combate a esos ilícitos les permiten estar en cumplimiento de los estándares, se muestran atentos por los cambios o nuevas exigencias que provengan tanto de la Secretaría de Estado de Estados Unidos, de Marco Rubio, como de la Secretaría del Tesoro, a cargo de Scott Bessent. Aquí la ABM, a través de la Comisión de Normatividad, que co presiden Fernando Borja de Santander y Eduardo Fernández García de Scotiabank, está por fichar a un bufete asesor experto en el tema de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo. Se trata de White & Case y el consultor líder será Narciso Campos, el que le mencionamos líneas arriba, ex coordinador de asesores de Luis Videgaray en la Secretaría de Hacienda del gobierno de Enrique Peña Nieto.

TODO PARECE INDICAR que Uber México tendrá que liquidar más de 20 millones de dólares a Torre Diana por el uso de oficinas que se negó a pagar desde que comenzó la pandemia por COVID-19. Resulta que la plataforma de movilidad, que dirige aquí Juan Pablo Eiroa, firmó un contrato de arrendamiento de 7 mil metros cuadrados de oficinas en la Torre Diana desde 2016 y a partir de la pandemia en el año 2020 dejó de pagar la renta por el espacio que siguió ocupando durante varios meses. Desde 2023, el Tribunal Superior de Justicia de la CDMX, que preside Rafael Guerra, determinó que la compañía debía pagar rentas atrasadas y vigentes. La orden fue confirmada por juzgados federales en abril de 2024, pero a la fecha Uber sigue sin cumplir con sus obligaciones contractuales. Actualmente el caso se revisa en la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, vía el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz-Mena, con el número de expediente 4391/2024. Con base en los hechos y las pruebas presentadas, es inminente que la resolución final favorecerá a los inversionistas de Torre Diana para poder recuperar los montos adeudados y la posesión legal del espacio que, al día de hoy, ocupa la empresa que preside Dara Khosrowshahi.

EL CONVENIO CONCURSAL que ya está casi listo y por presentarse a los acreedores es el de La Europea. La afamada cadena de vinos, licores y alimentos gourmet lleva más de un año en gestiones con un grupo de bancos. Son principalmente Bx+, de Antonio del Valle; BBVA, que preside Eduardo Osuna; Sabadell, que lleva Albert Figueras; Santander, que comanda Felipe García Ascencio, y Banamex, que capitanea Manuel Romo. La empresa, que llegó a tener hasta 110 puntos de venta, ha ajustado significativamente su estructura, al igual que la plantilla laboral, que hasta antes de la pandemia de COVID-19 rondó las 700 personas. Al negocio de José Ramón Ruiz también le afectó la crisis sanitaria del mortífero virus. Recién le platicaba que como parte de la reestructura financiera están entrando nuevos socios. Se trata de Rodrigo Santos, dueño de la conocida cadena Ópticas LUX. Lidera un grupo de inversionistas que están inyectando unos 400 millones de pesos. Los pasivos de la compañía que recién asumió en la dirección Franz Schnaas andan por los 700 millones de pesos. Ruiz se va diluir, pero mantendrá la mayoría y el control de La Europea.

Darío Celis

Darío Celis es periodista especializado en finanzas y negocios, columnista en El Heraldo de México y conductor en Imagen TV y Heraldo Radio. Conduce Tiempo de Negocios y colabora en ADN40, ofreciendo análisis clave sobre economía y empresas.

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