La oposición en México es, simplemente, patética. Pareciera que todas sus esperanzas están depositadas en Donald Trump y su ansiada limpia en el crimen organizado y las estructuras políticas mexicanas. Pero esa mal llamada oposición desaprovecha las oportunidades actuales. Más que cuestionar al gobierno da la impresión de buscar refugio en los brazos gubernamentales y descansar plácidamente a la sombra de ese frondoso árbol llamado poder.
Ni hablar, así es la política mexicana. Siempre ha sido así. Los tiempos transformadores no son la excepción.
Por lo pronto, Claudia Sheinbaum se cuida más de su propia corriente ideológica que de sus opositores.
Por donde quiera le llueve metralla a la presidenta.
Fuego amigo en su máxima expresión.
Por eso no debe descartarse que Claudia pacte con Trump.
El sistema político mexicano podría registrar una buena sacudida en poco tiempo. Quizá antes de lo que imaginamos.
Y la ayudadita podría venir de Estados Unidos, con sus aparatos de inteligencia y su sistema de justicia.
Por lo pronto hay que poner atención al más reciente caso de fuego amigo.
Sheinbaum, los narcos y el teléfono hackeado
El 27 de febrero, el gobierno de Claudia Sheinbaum entregó a Estados Unidos 29 narcotraficantes, encabezados por Rafael Caro Quintero. Un movimiento que, según The New York Times, fue una de las decisiones más “audaces” de la presidenta mexicana.
La noticia, sin embargo, no terminó ahí. Poco después del traslado, el teléfono celular de Sheinbaum fue hackeado. El Times, citando fuentes anónimas, reveló el dato en un artículo donde detalla la llamada entre la mandataria mexicana y Donald Trump, un día después de la entrega.
Trump, según el medio, no escatimó elogios. “Eres dura”, le habría dicho a Sheinbaum, en señal de respeto. Un reconocimiento inusual viniendo de un presidente que rara vez regala cumplidos, menos a un líder extranjero y mucho menos a una mujer.
El mismo diario destacó que la entrega de los 29 capos, incluidos miembros de Los Zetas, representó “un golpe colosal” contra el crimen organizado. Pero el silencio de la presidencia mexicana ante el hackeo de su líder deja más preguntas que respuestas.
Un acercamiento inesperado
En Estados Unidos, Sheinbaum está sorprendiendo. Su relación con Trump ha pasado de la cautela al respeto público. El republicano ha descrito a la presidenta como “maravillosa”, “inteligente” y ha presumido su “muy buena relación” con ella.
Funcionarios de ambos países han confirmado que la estrategia mexicana en migración y fentanilo ha sido clave para ganarse la atención de Trump. Tanto, que el presidente pospuso los aranceles hasta el 2 de abril, un gesto inusual para alguien que hizo de las tarifas comerciales su arma favorita.
“¡Gracias a la presidenta Sheinbaum por su duro trabajo y cooperación!”, escribió Trump en su red social Truth Social.
Pero no todo es tregua. El 12 de marzo entraron en vigor aranceles del 25% al acero y al aluminio, golpeando a México, el tercer proveedor de acero de Estados Unidos.
La pregunta es inevitable: ¿el respeto de Trump será suficiente para evitar más golpes económicos? O peor aún, ¿qué otros mensajes estaban en el celular de Sheinbaum antes del hackeo?