Mal momento para hacer ese cambio en el equipo; nunca es buen momento, pero Ramírez de la O no debió insistir. Le hizo un desfavor a la presidenta Sheinbaum y a México. Y es que, en momentos de debilidad económica, lo peor que se puede hacer es sembrar incertidumbre. El cambio abona a eso.
Así que: “¡Houston, tenemos un problema!” Frase célebre dicha por el astronauta Jack Swigert en el espacio en la misión del Apolo 13, en abril de 1970. El problema era mayúsculo y salieron avante. La frase se volvió icónica cuando se tiene un problema inesperado.
Con Trump como cabeza de la Unión Americana tenemos problemas. Espero que no los genere durante cuatro años; que terminen antes y, por lo mismo, el ex secretario de Hacienda debió aguantar.
La incertidumbre ciertamente no ayuda a la inversión. ¿Quién quiere invertir cuando no sabes si se podrá vender tu producción al norte del Río Bravo? Los bandazos de Trump están frenando la inversión. Mas, desafortunadamente, no es lo único que detiene al país. México está endeudado hasta las narices y más allá de López Obrador, quien comparte la responsabilidad de ello es Ramírez de la O. Otra razón para no haber abandonado el barco.
Un endeudamiento de casi diecisiete billones de pesos (que son diecisiete millones de millones) y el gobierno quebrado. Quebrado y sin ahorros. A lo anterior las deudas de Pemex son cercanas a lo infinito y la empresa es una -importante- fuente de pérdidas. Sin olvidar el pesado déficit del 6% del PIB heredado o la nula inversión pública también heredada.
El Tren Maya y el AIFA no cuentan; en general la inversión pública también cayó. Falta dinero para pagar medicinas, pensiones, acreedores, programas sociales… Todo suma para mal o, en este caso, todo resta… Y normalizar esa debilidad, que es lo que la salida de Rogelio Ramírez hizo, es una fórmula contraproducente.
¿Qué nos espera en los próximos años en el país? Una terrible montaña rusa (o podríamos decir estadounidense). La bipolaridad diaria de Trump y una economía interna que dista de ser robusta.
Un T-MEC que, si bien podría frenar los aranceles, cada día se ve más tambaleante. Unas nuevas reglas del comercio internacional (Donald Trump dixit) no ayudarán tampoco. Y en casa, la reforma judicial -independientemente de sus bondades o deficiencias- menos.
Se ven mal los senadores de la 4t incrementándose su salario mensual a 131 mil 700 pesos (DOF, 28 de febrero de 2025) precisamente al mismo tiempo que Claudia Sheinbaum propuso cinco puntos urgentes para fortalecer la economía (incrementar el salario mínimo, fortalecer el mercado interno, ampliar la autosuficiencia en alimentos básicos, en energéticos y que lo consumido en nuestro país sea producido aquí). Peor todavía el regalo que se disponen a autodarse los legisladores cuando recién congelaron la iniciativa para aumentar los salarios a policías y médicos. La incongruencia sumada a la debilidad e incertidumbre económica no augura buenos puertos para la economía nacional.
La caída ayer de Wall Street y las bolsas de valores, son un aviso para México y para el nuevo equipo en Hacienda, incluso más importante que para la Unión Americana.