Madrid.- En la Casa Blanca despacha un presidente que cree que la grandeza de su país se construyó a través de aranceles, y no del libre comercio que obliga a ser más competitivo.

Que Estados Unidos dio el gran salto con candados para impedir la migración, y no cuando fue generoso a la llegada de gente de trabajo, ciencia y arte.

Que el liderazgo moral de Estados Unidos se logró por medio de alianzas con dictadores enemigos de su país, y no cuando entregó vidas, dinero y sacrificios (en la II Guerra Mundial y en la Guerra Fría), contra el totalitarismo y por la libertad.

¿Qué explicación hay para ello?

Una podría estar en un libro de reciente aparición en Francia, reseñado por el profesor Jean Meyer en su artículo del domingo en El Universal:

Desde 1977, Trump, entonces casado con una checa (Checoslovaquia era una “democracia socialista”=soviética) era considerado como “potencial” por el KGB y fue, supuestamente, reclutado en 1987 bajo el nombre clave de “Krasnov”, poco antes de la caída del Muro cuando el agente Putin se encontraba trabajando en Berlín. Eso lo cuenta quien fue director de los servicios de vigilancia de Kazakhstan, Alnur Musayev. Cierto o no, lo seguro es que Donald Trump fue “cultivado” durante cuarenta años y bastante ayudado para ganar la presidencia en 2016.

Cierto o no, dice el respetado doctor Meyer. Entonces, los hechos:

Ante la traición de Donald Trump –entregar Ucrania a Putin–, el presidente Emmanuel Macron mentaliza a los franceses para la guerra y ofrece el “paraguas nuclear” de Francia a Europa.

La visión del presidente Macron es la misma que la del canciller de Alemania y el primer ministro de Gran Bretaña. No frenar a Putin en Ucrania conduce a la guerra.

El próximo canciller alemán, el demócrata cristiano Friedrich Merz, pidió a sus compatriotas y a Europa “prepararse para lo peor”.

Aliado a los socialdemócratas y los verdes va a reformar la Constitución para asumir más deuda y destinar cerca de 500 mil millones de euros a defensa en los siguientes años.

Es muy posible que Alemania restablezca el servicio militar obligatorio para mujeres y hombres, que fue abolido hace 14 años.

Los servicios de inteligencia de Finlandia, Estonia, Lituania y Letonia detallan, por separado, las acciones de sabotaje a la infraestructura de los países europeos realizados de manera encubierta por Moscú.

La Unión Europea aprobó reorientar el gasto y destinar un conjunto de 800 mil millones de euros, gran parte de ellos con cargo a los presupuestos de cada país.

En favor votaron países como España e Italia, cuya capacidad de endeudamiento es prácticamente nula.

Cuatro altos cargos de la administración Trump han tenido conversaciones privadas con opositores internos al presidente Zelenski, para que exijan elecciones libres ya.

Trump no se va a conformar con un acuerdo sobre los minerales en Ucrania, sino que va por deshacerse de Zelenski para complacer a Putin.

El empeño de Trump por convocar a elecciones en Ucrania, que está en guerra por la invasión rusa y cuyo presidente fue electo democráticamente (lo llamó dictador), no guarda relación con algún esfuerzo similar en Venezuela, donde un tirano perdió las elecciones y no entregó el poder, mientras siete millones de venezolanos han debido emigrar de su país.

También es falso el argumento de Trump de que Ucrania debe pagar con los minerales de “tierras raras” lo que Estados Unidos le ha dado en ayuda.

Lo que EU ha aportado viene de los contribuyentes y no volverá a sus bolsillos, sino que ganarán unas cuantas compañías estadounidenses y sus accionistas, nadie más.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, señaló con todas sus letras que los aranceles a su país tienen la intención de desestabilizar Canadá y cumplir el deseo de Trump de convertirlo en un estado más del país de las barras y las estrellas.

Trump quiere Groenlandia para Estados Unidos y “de una manera u otra lo vamos a lograr”, dijo en su informe a la nación. Es sí o sí. Eso es una adelantada declaración de guerra a Dinamarca, su aliado en la OTAN.

Quiere operar el gasoducto ruso Nord Stream II que va desde Siberia hasta Alemania, con lo que ayudaría doblemente a Rusia: salva de la quiebra al gasoducto, Rusia volvería a exportar gas en gran escala, y lo haría a costa de Ucrania cuyas exportaciones caerían aún más.

Con la suspensión de la ayuda de inteligencia a Ucrania, Trump dio el banderazo para que Putin mate a más gente en ese país. La semana pasada, de acuerdo con el gobierno ucraniano, Rusia multiplicó sus ataques y lanzó mil 200 bombas aereodirigidas, 800 drones de ataque y 80 misiles de diversos tipos.

Putin parece tener a Trump en la bolsa: anunció maniobras militares conjuntas con Irán y con China.

¿Así vuelve Estados Unidos a ser grande otra vez, rendido ante Putin?

Perdió, por mayoría escandalosa en la ONU, la votación que demandó a Rusia salir de Ucrania en el tercer aniversario de la invasión.

Junto a Estados Unidos votaron Nicaragua, de Daniel Ortega; Rusia, de Putin; Israel, de Netanyahu; Corea del Norte, de Kim Jong-un, y uno que otro país africano.

¿Por qué tanto desfiguro?

Lo que hace Trump es facilitar el camino a Putin para quedarse con una parte de Ucrania, y luego, como me dijo en entrevista Lech Walesa, dar el nuevo zarpazo. Y en un par de años, o antes, tomar los países bálticos.

Cierto o no que en la Casa Blanca despacha el “camarada Krasnov”, sus servicios a Putin apuntan a una guerra en Europa.

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