La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió sobre un alarmante incremento en el cruce de drones utilizados por el narcotráfico en la frontera entre México y Estados Unidos.

Según el Informe 2024 de la JIFE, los grupos criminales han incrementado el uso de aeronaves teledirigidas para traficar drogas y vigilar a las autoridades, lo que representa un desafío creciente para los gobiernos de ambos países.

“El uso de estos sistemas permite evadir la detección de las fuerzas de seguridad y facilitar el transporte transfronterizo de drogas, personas o contrabando de otra índole”, señala el informe.

El documento revela que en 2012 y 2014, las autoridades estadounidenses detectaron 150 drones cruzando la frontera con México. Sin embargo, la situación ha escalado drásticamente, ya que en 2022, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. reportó más de 10,000 incursiones de drones en el Valle del Río Grande, un corredor clave del narcotráfico.

El informe también subraya que el fentanilo ha superado a la heroína como la droga predominante en los mercados ilícitos de México, Estados Unidos y Canadá. La producción de este opioide sintético en México se realiza con precursores químicos no regulados, lo que ha facilitado su expansión y ha provocado una disminución notable en el tráfico de heroína.

Además, la fabricación de fentanilo en México comparte características con la producción de metanfetaminas, otra droga de alta demanda. En ambos casos, se emplean químicos que no están sujetos a controles internacionales, lo que complica su combate.

El reporte concluye que el tráfico de fentanilo y otros opioides sintéticos es el principal reto en materia de narcotráfico para América del Norte, impactando tanto a los países consumidores como a México, que además de ser un país de tránsito, se ha convertido en un mercado emergente de estas sustancias.