El diario español El Mundo tituló así la nota principal de su edición impresa de ayer: “Los aranceles ‘inteligentes’ de la UE dañan a los estados trumpistas”. La nota detalla que la respuesta europea a la guerra comercial abierta por Washington sería la imposición de aranceles a productos de Nebraska, Kansas, Luisiana y Alabama por 26 mil millones de euros. En México, mientras, crecía la opinión de que la respuesta de la presidenta Sheinbaum de esperar al 2 de abril para fijar una posición había sido tibia. “No somos tibios”, me dijo ayer el secretario Ebrard. “Estamos tratando de evitar la confrontación. Con respeto a los europeos, es más sabio lo que estamos haciendo, porque hoy no se tiene el tablero completo. Dudo que confrontarnos con Estados Unidos en este momento nos traiga un mejor resultado”. Minutos antes, Ebrard había vuelto a exponer la estrategia mexicana: sangre fría, diálogo y negociación para librar la crisis de la mejor manera posible. Minutos más tarde, el secretario de Comercio, Lutnick, saludó de buen grado la postura mexicana y perfiló darnos un trato diferente. México tiene estrategia y no es la europea ni la canadiense: es tratar de persuadir a Trump, no guerrear con él.