México está convertido en un set, filmando un thriller político-judicial. Actores y actrices, que a veces parecen desorientados y sin aprenderse de memoria el guion, tratan de dar su mejor actuación. Y el público, buscando su butaca más cómoda, espera el estreno de esta película con trama de un juego de espías que conforman una red de mentiras.

Entre la filmación y el estreno de este filme, se ignora cuánto tiempo pasará.

Pero al parecer será un éxito de taquilla.

Por lo pronto hay reseñas por doquier. Especulaciones van de un foro a otro.

Bueno, también podría suceder lo de siempre: Que esta película sea un tradicional churro mexicano.

Por lo pronto hay que estar atentos a los llamados a escena.

Y dar curso a las actuaciones en la vida cotidiana. Como el actual capítulo.

Gertz, Sheinbaum y la sombra de Teuchitlán

El fiscal general Alejandro Gertz Manero debería estar este jueves en Jalisco, impulsando la pesquisa sobre los hallazgos macabros en el rancho Izaguirre, en Teuchitlán. Sin embargo, en la propia Fiscalía reconocen que su viaje está en duda y que, en su lugar, sería enviado un colaborador de menor perfil. ¿El motivo? Evitar el choque con los colectivos de búsqueda de desaparecidos, que ya han convertido el caso en una crisis política.

El narcocampamento de Teuchitlán se ha transformado en un dolor de cabeza para el gobierno de Claudia Sheinbaum, en parte porque el escándalo arrastra a funcionarios del sexenio pasado, cuyas omisiones permitieron que el sitio operara impunemente. La presidenta ya tiene un listado detallado de nombres, tanto de autoridades civiles como de mandos de seguridad, que habrían ignorado el problema.

El paralelismo con el caso Ayotzinapa no es menor. A diferencia de Enrique Peña Nieto, quien intentó encapsular la tragedia como un problema meramente local, Sheinbaum busca hacer exactamente lo contrario: trasladar el caso al fuero federal y forzar a Gertz Manero a asumir la responsabilidad de la investigación.

Pero la estrategia tiene un cálculo político adicional. Si el caso Jalisco sigue escalando, desviará la atención del desastre de Sinaloa, donde gobierna Morena, y pondrá el foco en Movimiento Ciudadano, partido que controla el estado donde el Cártel Jalisco Nueva Generación ha operado con impunidad. Pasar la narrativa del Cártel de Sinaloa al CJNG es un movimiento que conviene a Palacio Nacional, sobre todo después de que la DEA ha intensificado su presión sobre el gobierno mexicano.

Sin embargo, también hay riesgos. Una investigación que destape la colusión de militares y policías con el crimen organizado solo alimentará la retórica de Washington, que insiste en que el Estado mexicano está infiltrado por los cárteles. La narrativa de que el narcotráfico ha penetrado hasta las fuerzas de seguridad es un flanco que Sheinbaum prefiere mantener bajo control, sobre todo de cara a futuras negociaciones con la Casa Blanca.

En este escenario, Gertz Manero se encuentra incómodo. No es tanto por lo ocurrido en Teuchitlán, sino porque la nueva administración parece estar abandonando la política de “abrazos, no balazos”, lo que no encaja del todo con la estrategia que el fiscal respaldó en el pasado. Su molestia con las recientes deportaciones masivas de narcotraficantes a Estados Unidos es una señal clara: algo cambió en el enfoque de seguridad del gobierno y Gertz no parece estar del todo de acuerdo.

Mientras tanto, la investigación sobre Teuchitlán avanza lentamente. La gran pregunta es si Sheinbaum permitirá que el caso escale hasta donde tenga que escalar, o si, como en Ayotzinapa, la verdad quedará atrapada entre los intereses políticos y la impunidad de siempre.

 

José Luis Parra

José Luis Parra es un periodista con más de 40 años de experiencia en medios locales y en Notimex. Fundador de SonoraPresente y autor de la columna Bisturí.

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